Pases ciegos de malabarista, mates sin red, piruetas en la pintura , contorsionistas del aire... el circo basketbolero se muda del Príncipe Felipe. Sólo se han intuido dos chispazos, un par de partidos en Zaragoza, demasiado para comprobar que el trapecio y la cama elástica han desaparecido del centro de la pista y en su lugar se ha erigido un elevado y sobrio muro de contención. Paleta y cemento son las nuevas armas de este CAI que prefiere identificarse con un estilo de dominio defensivo a someter su delicada misión del ascenso a una versión más visual, dulzona y arriesgada. La jugada imposible en busca del oh de la grada queda reservada a la sala de autopsias, cuando el cuerpo del rival quede inerte en el suelo con 20 balazos de diferencia. Hasta el tiro de gracia, las virgerías serán mínimas.

"Es como con los niños. Primero tiene que hacer los deberes y luego ya se podrá jugar", explica Galilea. Valga el símil de Galis para exponer una teoría instaurada en el CAI por Quintana y reconocida en el mundo entero como llave de éxito. Véase la última final de la NBA. O pregúntese en Gijón. La soberbia capacidad defensiva del CAI anuló al cuadro astur en una precisa tela de araña tejida por obedientes obreros. Todos se han identificado con este nuevo estilo y hacen de la hiperactividad controlada, de la ayuda exacta y puntual, del punteo preciso, del robo pícaro, de la presión sin aliento, una forma de desgaste letal para ahogar a su rival. "Ese va a ser el estilo del equipo. Nuestras señas de identidad. No vamos a renunciar al espectáculo, pero lo primero es la ACB", antepone un práctico Galilea.

CORTE DE PRECISIpN El corte de los novatos está hecho con una tijeras firmemente empuñadas por Quintana. Los fichajes encajan en esta visión solidaria. Cilla personifica este método del trabajo a destajo. Ante el Gijón, sobre todo de inicio, exteriorizó este carácter guerrero e irreductible. "Esa es la línea que tenemos que seguir: Defensa agresiva para conseguir puntos fáciles. Ofensivamente somos un equipo con muchos recursos, así que las diferencias las marcaremos defendiendo", explica el alero de Alagón.

La consigna lanzada por Quintana es clara y los jugadores obedecen sin rechistar. "Nuestro objetivo es ser la mejor defensa y el mejor reboteador de la LEB", afirma Urtasun. Todos se acoplan al nuevo libro de estilo, aunque sus virtudes se alejen de ello. "Defensa a tope, ésa es la filosofía de Quintana. Yo asumo mi papel en la plantilla y ayudo lo máximo posible", expone Ferrer.

EDUCAR A LA GRADA Todos coinciden en que ese es el camino y que necesitan educar a la afición. La defensa no es sinónimo de bostezo. La defensa también es bella. Sólo hay que saber apreciarla. "Nos gustaría que el Príncipe Felipe se identifique con este estilo. Así jugaremos más fuertes, más motivados y tendremos más facilidad para ganar.", dice Cilla. "La gente tiene que apreciar también una buena defensa, intensa. Eso es lo que te hace ganar, sobre todo en un baloncesto tan físico como el de ahora", sintetiza Galilea, todo un veterano.