El sueño continúa. En un ambiente abrasador, de pasión enfervorecida y de presión máxima, el CAI Zaragoza engrandeció su figura y se disfrazó con su versión más brillante para eliminar al Plasencia y clasificarse para las semifinales del playoff de ascenso a la ACB. La respuesta del equipo fue impecable, profesional y convincente, y estuvo a la altura de un club con edad de bebé pero con una ambición insaciable. Ante 3.500 personas entusiastas, devotas de la religión verde , el CAI esquivó la pesadilla de la eliminación con un partido sobresaliente, creíble y concluyente. Fue un triunfo de ACB. El sueño continúa. Desde el próximo viernes, y al mejor de cinco encuentros, Julbe y sus doce héroes se jugarán por derecho propio el ascenso contra el Granada.

El de ayer fue un triunfo histórico por su necesidad y por la forma en que llegó. El CAI, en una lección de serenidad en el momento de mayor tensión, superó el sobresalto del cuarto partido, el miedo, el temor, el riesgo y, con la precisión de un funambulista, mantuvo el equilibrio en un ambiente de muchos decibelios en contra. La victoria fue un ejercicio de precisión, que derribó a un enemigo que se había agigantado en la eliminatoria.

Alfred Julbe tuvo claro el silogismo. Si Gianella juega bien, el Plasencia gana. Y, para evitarlo, se sacó un as de la manga: en la defensa del argentino utilizó siempre a jugadores altos. Primero, a Esmorís. Luego, a Ferrer. La idea le funcionó y el CAI, con un magistral Diego Ciorciari en la primera parte y con un soberbio Oscar González en su mejor partido desde que llegó a Zaragoza, controló el juego y desquició a Sala y a Gianella, que se fueron al descanso con tres personales y sin anotar. Las primeras ventajas llegaron pronto (24-35, a 2.05 para el descanso). La incomparecencia de Gianella fue tan determinante como la nula condescendencia de los árbitros con Guillem Rubio, al que no le permitieron defender con faltas. Estévez y Morales realizaron un arbitraje valiente y, por momentos, generoso con el CAI Zaragoza. La primera parte sólo tuvo una laguna demasiado profunda: el equipo sufrió muchísimo en el rebote defensivo.

EL APAGON Al descanso se fue la luz. La del pabellón. Al equipo aragonés no le afectó el apagón, sino que se le hizo la luz. Gianella cometió la cuarta falta en unos segundos, el CAI supo guardar la calma ante los achuchones del Plasencia (44-49, a 13.58) y manejarse con calma en un ambiente crispado, en el que el speaker llegó a corear lo de manos arriba, esto es un atraco .

En un plis plas , todo de golpe, le pitaron la quinta a Gianella, que lo fue, le señalaron una técnica por sus protestas, que también lo fue, y expulsaron a Dani García. La eliminatoria de cuartos se terminó en ese mismo instante. Dos triples seguidos de Oscar González y de Doblado abrieron una brecha definitiva (55-71), que ya se mantuvo hasta el final de un encuentro que el CAI cumplió los 18 años y se presentó en semifinales, el paso previo a la ACB. El sueño continúa.