Un ciclista que se medica con antibióticos para combatir un catarro nunca puede rendir al ciento por ciento de sus posibilidades. La penicilina cura el resfriado pero afloja los músculos, la salud mejora, evita el abandono pero pone freno al mejor espíritu ofensivo, a las piernas del futuro, a Nairo Quintana. El Giro de las caídas y el mal tiempo, del frío irlandés, de las inesperadas lluvias en el sur de Italia, del gasóleo en una rotonda que transformó la carretera en una pista de hielo, que mandó a Joaquim 'Purito' Rodríguez a casa y que llenó de morados a Nairo, el que no pudo seguir a Domenico Pozzovivo en su demarraje por los Apeninos. Con sol, sin caídas, con calor, como este domingo en el ascenso a Montecampione, testimonio de viejas gestas de Marco Pantani, la lectura del Giro 2014, el libro rosa de la carrera, posiblemente, tendría otra composición.

Quintana es ofensivo, ataca, aunque a veces dude, sorprendido como todos, cuando a cinco kilómetros de la cima, sucedió este domingo, Rigoberto Urán, el líder, contra pronóstico, inesperadamente, decida demarrar. El mejor ataque es también la mejor de las defensas. Quintana, sin embargo, en un par de pedaladas fue capaz de arreglar la situación y de distanciarse de 'Rigo', cuando las piernas le dieron un aviso al líder del Giro, mucho mejor que en Oropa, sufriendo, sí, pero a la vez distanciando a los primeros rivales que le seguían en la general: Cadel Evans, Rafal Majka y Pozzovivo.

Porque del nuevo ciclista que encandila a los 'tifosi', el que los ilusiona, el que los anima, sobre el que encarnan el futuro, el sucesor de su jefe de filas en el Astana, Vincenzo Nibali, vencedor del Giro 2013, que está preparando el Tour para enfrentarse a Chris Froome y Alberto Contador, de nombre Fabio Aru, quien todavía no ha cumplido los 24 años, unos meses más joven que Quintana, solo se pueden escribir parabienes. Pocos corredores hay que ataquen en una cima con tanta potencia, con tanto desparpajo, sin ningún tipo de complejo; todos en fila india, a Urán, a Quintana, a los dos, a los que les cuesta seguir su ritmo. Y, luego, por fin, Aru que se fue en solotiario a la busca de la victoria, un grito general de alegría de unos italianos que, como es lógico, confían en que uno de los suyos gane el Giro. Unos 'tifosi' que, con todo lo que queda, creen en Aru, quien gracias a su victoria saltó a la cuarta plaza de la general, por delante de Nairo y por detrás de Urán, Evans y Majka.

A este Giro con mal tiempo, enfermedades y caídas le está costando entrar en calor. Pero queda una semana espectacular que, tras la jornada de descanso del lunes, comienza el martes con la mejor de las etapas de montaña, la reina, en el reino de los Dolomitas, en el imperio del Gavia (2.618 metros), del Stelvio (2.758) y de Val Martelo (2.025 metros).