Acude el Real Zaragoza a Pamplona con la conciencia, pública y privada, de que ha entrado en una dinámica peligrosa, que tres partidos consecutivos con derrota --Mallorca (0-1), Numancia (2-1) y Espanyol (0-1)-- y cinco sin ganar es, como mínimo, una racha muy negativa, pero que también puede denominarse como un importante bache o una crisis, un término que por cierto no gusta demasiado a Víctor Muñoz. Se diría que el equipo zaragocista es un enfermo instalado en urgencias y que necesita oxígeno para recuperar cuanto antes su fútbol. No, no es que la situación sea desesperada, pero sí hay un estado de necesidad que se puede acrecentar muchísimo en caso de que la balanza al final del choque en El Sadar señale una nueva derrota. Urge, pues, la victoria, pero no hay que olvidar que ese contexto de precariedad tiene dos condicionantes muy marcados: de un lado, el nefasto balance zaragocista como viajero hasta el momento --sólo tres puntos en siete partidos de Liga-- y, de otro, el campo osasunista, que en los últimos tiempos es más que una pesadilla, salvo en el triunfo logrado en la temporada pasada.

No invitan los choques en Pamplona al optimismo. El Sadar es un campo muy duro para cualquier rival --sólo una derrota en lo que va de curso-- y especialmente hostil para el Zaragoza, que siempre tiene el peor de los climas cuando salta al césped navarro. Pero en ese escenario debe poner en marcha su renacimiento. Lo dice la tabla, donde el equipo de Víctor ha visto cómo se alejan los enemigos de la zona alta y se acercan los de abajo, también lo asegura la confianza, lastrada tras los últimos malos resultados, y no menos clarividente resulta la mirada al futuro, porque después de El Sadar, aguardan el Brujas en la UEFA, el Athletic en La Romareda y el Deportivo en Riazor; es decir, un duro calendario antes de llegar al parón navideño.

DOBLE CAMBIO Tras demasiados partidos con una alineación que salía, salvo bajas justificadas, casi de carrerilla todo apunta a que Víctor va a introducir cambios en Pamplona, porque resulta evidente que las cosas no están funcionando. Soriano, en el centro del campo, y Oscar, en la mediapunta, asoman al once, lo que dejaría sin camiseta titular a Zapater y Javi Moreno, al que su nefasta racha de cara al gol le va a pasar factura en forma de suplencia.

Otra posibilidad sería que Zapater mantuviese su plaza en la medular y Sori adelantara su puesto a la mediapunta, pero lo más probable es que el técnico se decida por la primera opción, por dos cambios con los que busca ganar más potencia aérea en un campo donde esa batalla puede ser decisiva.

UNA DURA BATALLA Y es que en Pamplona aguarda un rival agresivo y aguerrido, que sin renunciar al buen fútbol explota muy bien sus virtudes y una de ellas es la capacidad aérea, aunque la baja de Savo Milosevic dé un respiro a Víctor, porque el exzaragocista supone muchos argumentos en esta faceta y en todo el engranaje ofensivo navarro en general. Pero lo dicen los datos: Osasuna es el equipo que más goles marca de cabeza en esta Liga y tiene en Morales a un gigante que además anda enrachado. El equipo que entrena el Vasco Aguirre es noveno en la tabla y, aunque ha demostrado una debilidad defensiva desconocida en el curso pasado, basa su clasificación en su fortaleza en El Sadar, donde ha sumado 16 puntos, con cinco victorias y un empate en siete partidos. Sólo el Levante fue capaz de ganar allí y hoy lo tiene que hacer un Zaragoza necesitado de todo un balón de oxígeno para abandonar la zona de urgencias. De lo contrario, le espera la antesala de la UVI .