Carlos Moyá se vio obligado a renunciar al Abierto de Australia por culpa del esguince de tobillo que sufrió en la final del torneo de Sydney del pasado sábado. Las 48 horas de reposo que realizó y las medidas de recuperación a las que se sometió el mallorquín no fueron suficientes para lograr el milagro.

Ayer lunes, Moyá intentó jugar con la zona del tobillo afectada dormida, pero finalmente optó por abandonar. "He probado 20 minutos en la pista del hotel y otros 20 minutos en el estadio, pero no me he sentido seguro. Quizás si hubiese tenido otras 24 horas de descanso habría estado bien, porque el sábado no podía ni andar y hoy ya podía correr, aunque me faltaba confianza", dijo el mallorquín, que se quejó de que los organizadores no hubiesen retrasado 24 horas su debut ante James Blake (EEUU), como había solicitado. "Me habría gustado ver qué habrían hecho si eso le pasa a otro", dijo Moyá, molesto y señalando en su insinuación al ídolo local Hewitt o a las estrellas estadounidenses Agassi y Roddick.

Moyá no ocultaba su decepción por no poder jugar en Melbourne. "Estaba jugando muy bien, me sentía con confianza. Este Grand Slam es mi preferido y siento que los aficionados no me vean jugar. Pero no es culpa mía. Creo que si hubiese tenido un día más de descanso habría jugado", advirtió el mallorquín.

El Abierto de Australia no empezó bien para los españoles. Además de la baja de Moyá ayer cayeron eliminados en su debut siete (Robredo, Verdasco, Portas, Hernández, Gala León, Magüi Serna y Marta Marrero) de los 26 tenistas españoles que han empezado a jugar el torneo. Por su parte, la aragonesa Conchita Martínez debutará hoy contra Kristina Brandi.