A Toñi, la madre de Carolina Marín Martín (Huelva, 25 años), le empieza a faltar espacio en su casa. Allí figuran perfectamente enmarcadas todas las medallas de su hija, que se convirtió ayer en la primera mujer de la historia en ganar tres mundiales de bádminton. La fantástica onubense batió en la final a la india Pusarla Sindhu (21-19, 21-10) en Nankín, al este de China, la cuna de un deporte con una reina española. Cuatro europeos, el último conseguido en abril precisamente en su tierra natal, tres mundiales y el oro olímpico de Río de Janeiro es el brillante palmarés de la carismática Carolina, que completó un enorme encuentro en la reedición de la final vivida en Brasil hace dos años. Aquel duelo tuvo una audiencia de 2,5 millones de telespectadores, solo superada por la semifinal de baloncesto entre España y EEUU.

En Río, Carolina perdió el primer set ante Pusarla pero remontó después. Ayer también sufrió en la primera manga, en la que llegó a perder por 9-14. Animada por su inseparable técnico Fernando Rivas, protagonizó una gran remontada que le llevó a imponerse por 21-19 ante 10.000 espectadores que reconocieron el talento de la española. En el segundo set, la número 3 del ránking, subcampeona olímpica y subcampeona del mundo, se vino abajo ante el empuje de Carolina, que empezó ganando por 5-0 y ya no frenó en un choque que empezó con 75 minutos de retraso. La andaluza, que llegó al torneo como número 8 del ránking, es la primera que inscribe su nombre en tres ocasiones en el palmarés de un Mundial inaugurado en 1977. Su rival, de 23 años, no había perdido ni un solo set hasta que topó con la mejor volantista de todos los tiempos.

LOS GRITOS DE LA CAMPEONA

Las celebraciones de Carolina volvieron a retumbar en la cita más trascendente del año. Su mensaje al comenzar el torneo («el secreto es recordar el camino que nos llevó a hacer historia») ya presagiaba su máxima motivación. En apenas cuatro meses se ha proclamado campeona de Europa y del mundo recuperando su mejor versión, la de esa deportista implacable que colecciona seguidores por Asia, donde el bádminton es un deporte muy popular.

Ataviada con su clásico collar de la Virgen del Rocío, Carolina tumbó en semifinales a la local Bengjiao y repitió triunfo en la final. Rugió como su ídolo Rafa Nadal para hacer historia. «Lograr el tercer oro mundial es fantástico. Es una medalla muy especial para mí tras un tiempo complicado», aseguró. «No tengo palabras para expresar la emoción que siento. Ha sido una semana increíble en China, enfrente del imperio asiático», agregó.

Todo salió bien. No falló ni la ceremonia final, en la que Marín volvió a llorar cuando se izó la bandera española. En Yakarta vivió una episodio surrealista en el 2015. Entonces también venció a una india (Nehwal), pero en el podio sonó la versión cantada de la Marcha Real, un himno franquista. En Nankín no hubo errores y Carolina disfrutó de un triunfo que recibió múltiples elogios, empezando por el de Pedro Sánchez. «El esfuerzo y la constancia tienen recompensa. ¡Grande, muy grande, Caro!», dijo el presidente del Gobierno.