El portero Iker Casillas se incorporó ayer a la pretemporada del Oporto exactamente dos meses después de sufrir un infarto en un entrenamiento que le obligó a ser sometido a un cateterismo. El propio guardameta informó de su regreso al césped con sus compañeros a través de una foto publicada en sus redes sociales, en la que se le ve sonriente: «Vuelta al trabajo. Primer día».

A raíz del percance, las especulaciones se desataron sobre el futuro del portero, de 38 años y que acababa de renovar contrato con el club, en el que milita desde 2015. «Habrá un día en el que me tenga que retirar. Déjenme anunciar dicha noticia cuando llegue ese momento. Por ahora tranquilidad», escribió el español en su cuenta de Twitter en mayo respondiendo a esos rumores, iniciados por el presidente del Oporto, Jorge Nuno Pinto da Costa.

El mandatario dejó entrever que el club tenía asumida la retirada de Casillas y estaba buscando un sustituto. «Tenemos un problema extra con Casillas, con quien habíamos renovado y no necesitaríamos portero. Ahora pensamos que lo vamos a necesitar», señaló. El regreso del español al fútbol profesional, según los médicos de los Oporto, dependería del proceso de recuperación, de la reacción a la medicación y de su voluntad.