La sensibilidad social que se está viviendo en Zaragoza por la apuesta del equipo de Gobierno de construir un nuevo campo sobre el actual, opción que, en estos momentos cuenta con bastantes más detractores que público a favor, hace que cualquier ejemplo sirva de referente comparativo, sobre todo si hay movimiento de ladrillo. Entre los casos más cercanos y directos, está La Rosaleda, donde ayer el Zaragoza se enfrentó al Málaga, que lleva bastante tiempo procurando adecentar su casa.

La remodelación de La Rosaleda ha sido protagonista este fin de semana en Málaga. La inauguración de la zona de Preferencia, que ha costado siete millones de euros, ha tardado un año. Este lifting a plazos de un campo emplazado en un inmueble propiedad del Ayuntamiento, la Diputación y la Junta de Andalucía amenaza con no concluirse hasta finales de la temporada 2005-2006, como muy pronto.

Seis años como mínimo

Si es así, habrán trascurrido nada menos que seis años en finalizar las obras, con los inconvenientes que ha supuesto para la masa social del club blanquiazul, cada vez más cerca de llegar a los 20.000 abonados. El presupuesto previsto es de 36 millones de euros, pero podría subir hasta los 40. La pregunta se genera por sí sola: por esa cantidad, ¿no se podría haber planteado la construcción de un campo nuevo? Mirando ahora las cifras, posiblemente sí.

El siguiente paso, el cuarto de la fase, afectará al derribo de la tribuna y al exterior del estadio. A partir de la aprobación de la licitación de las obras, que ha de aparecer en el Diario Oficial de la Comunidad Europea, habrá que esperar un plazo de 56 días para proseguir con la remodelación. El sábado, la estrella fue la nueva grada. La plana mayor de la política local, con Jaime Lissavetzky, el presidente del Consejo Superior de Deportes a la cabeza, bautizaba oficialmente esta zona. Sin embargo, aún contrasta en exceso ese lujoso retoque con el resto de la estructura, que mantiene casi en su totalidad el desaliñado y viejo aspecto de siempre con la intención futura de acoger a 33.000 espectadores.

El embellecimento exterior de La Rosaleda puede ir para muy largo, y la mejora del césped, infame, deberá realizarse durante los periodos estivales, según apuntó el alcalde del Málaga, Francisco de la Torre. La maqueta de lo que será futura La Rosaleda anuncia un coqueto recinto, de última generación, con una atractiva piel metálica alrededor de las instalación, un espacio temático amplio donde se ubicará la sala de trofeos del club malagueño, la zona VIP --con palcos todavía pendiente de adjudicación para que sean explotados-- y un gran centro comercial. Todo eso, de momento, sobre el papel, claro.