Echó un vistazo a la sala de prensa repleta y, antes de sentarse, musitó: «El teatro de los sueños». No era Old Trafford. En todo caso, la analogía podrá aplicarla sin ironía Luis Enrique al Camp Nou cuando su Barça salte a la cancha hoy (20.45) en busca de uno los mayores desafíos de su mandato, el mayor dejando de lado los partidos que supusieron títulos: ganar por 5-0 al PSG y eliminarle de la Champions.

Al estadio apeló Luis Enrique para que le eche una mano, con los culés acudiendo en masa «hiperexcitados» y brindando a su equipo una de esas noches inolvidables, aunque considere que el Barça debe jugar «con frialdad y paciencia». Nunca antes se vio en semejante tesitura de invocar la ayuda ajena, porque nunca antes se vio en esa encrucijada, lo cual no deja de ser una virtud: nadie les dio antes una tunda que les obligue a una remontada de este tamaño. Y no es una remontada cualquiera. Exige un 4-0 mínimo para acceder a los penaltis, o cinco goles de diferencia por cada uno que logre el PSG. Sería una hazaña. Un episodio único que no se ha dado en la historia de la Champions. «Me importa un rábano entrar en la historia, a mí me importa pasar la eliminatoria», dijo el prosaico entrenador del Barcelona.

Cincuenta y siete veces, informaba el diario Sport, se ha producido en la Copa de Europa la coyuntura que afronta el Barça de levantar cuatro goles del partido de ida. Por ahora, es una cita con lo imposible. Ningún club lo consiguió.

METER SEIS GOLES / Luis Enrique no tiene la sensación de que su equipo deba realizar «el mejor partido de estos tres años». Pero se siente optimista. La razón principal, preguntado por ella, fue esta: «Estamos a mitad de la eliminatoria, y si un equipo nos ha metido cuatro, nosotros podemos meter seis, y eso lo hemos hecho no una vez, sino varias». Las más recientes, al Sporting y al Celta de Vigo.

Emery no se deja impresionar pese a que solo ha ganado al Barça en 2 de los 24 partidos como rival. Ni se mostró triunfalista ante la renta que defiende. «Si algo he aprendido en el fútbol es que el respeto siempre debe estar presente», dijo ayer sentado en la sala de prensa del Camp Nou. «Tenemos que jugar con personalidad», asumió el técnico del PSG, que coincidió con Luis Enrique en que los 90 minutos pueden dar para mucho.

Han transcurrido tres semanas del primer duelo. Sobre el césped se verán las caras prácticamente los mismos jugadores, señal de que no hay bajas significativas y que ambos entrenadores tienen muy claro cuál es su once de gala. Emery no recupera a Motta, ausente en la ida por sanción, pero sí a Thiago Silva, que sustituirá a Kimpembe. Luis Enrique también hará un cambio: Rafinha ocupará el puesto de André Gomes. Iniesta será titular.

BATALLA EMOCIONAL / Si Emery pide a sus hombres personalidad, Luis Enrique reclama a los suyos que generen el juego para que le aproximen al gol y a la gesta. No ha pensado en los penaltis, como sí los practicó el PSG antes de partir de París («nunca los hemos ensayado y a Ter Stegen no hay que decirle nada porque solo debe intentar pararlos») ni tampoco se ocupa de gestionar las emociones de los futbolistas en un duelo crucial. Emery, en cambio, entiende que será una faceta importante. «Necesitamos atacar, pero necesitamos defender y gestionar los tiempos del partido. Cuando haya que sufrir, habrá que sufrir y también deberemos hacer presión para que ellos sufran».

Emery tiene confianza y Luis Enrique es optimista, con una «fe inquebrantable». La misma que tiene Luis Suárez y millones de culés. «El partido va a durar 94 o 95 minutos y hay que ser pacientes; ambiciosos, pero sin jugar a la desesperada ni volvernos locos», dijo el uruguayo.