Triste como el título de la canción de Tom Jobim. Triste es el adjetivo que más veces se ha utilizado para calificar las apariciones de Philippe Coutinho en lo que va de temporada. Ha habido otros epítetos (decepcionante, frío, apagado, desesperante, irregular, desaparecido…) e incluso algunos positivos (persistente, revulsivo, goleador…), pero en general han prevalecido, a la hora de valorar las actuaciones del craque carioca, los términos alusivos a su aire abatido. A su ausencia.

El clásico copero del miércoles certificó el extravío de Coutinho, aletargado y encogido como un lirón en invierno pese a que la ausencia de Messi le reclamaba un paso adelante. Tan deseseperante fue su partido que hasta un técnico tan respetuoso con las jerarquías como Ernesto Valverde se olvidó por una vez de los galones y en el minuto 62 ordenó la salida del campo del fichaje más caro de la historia del club, mientras Malcom seguía sobre el césped.

El episodio retrata con elocuente crueldad el declive de un jugador llamado a ser el gran referente del fútbol azulgrana solo por detrás de Messi y que ha visto esta temporada cómo el díscolo Dembélé lo desplazaba con toda justicia del once titular. Las cifras no lo cuentan todo sobre el año natural que Coutinho lleva en el Barça (debutó el 28 de enero), pero ayudan a trazar la curva descendente.

En los 18 encuentros de Liga que disputó en la pasada temporada, el brasileño fue titular en 16, marcó ocho goles y dio cinco asistencias. En el presente curso, ha participado en 20 duelos ligueros (en 13 de ellos desde el inicio) y su aportación ha bajado a cuatro goles y dos asistencias. Más partidos y la mitad de producción ofensiva. Para encontrar el último gol en Liga del ex del Liverpool hay que remontarse al 5-1 frente al Real Madrid, el 28 de octubre del pasado año.

Valverde ha gestionado la crisis de juego del ‘7’ con su proverbial mano izquierda, dándole minutos en momentos complicados para no minar aún más su confianza. Y gestos como el que protagonizó Messi en el partido de Copa ante el Sevilla, cediéndole el lanzamiento del penalti, demuestran que el vestuario está implicado en la recuperación anímica del brasileño. Pero se acerca el tramo de la temporada en el que ya no hay lugar para experimentos, y Coutinho sigue muy lejos de su mejor versión.

La directiva mantiene que no está entre sus planes desprenderse del carioca. El diario londinense The Independent aseguró ayer que el Chelsea se ha fijado como objetivo la incorporación de Coutinho si, como parece probable, Eden Hazard decide cambiar de aires este verano.