Hace aproximadamente un año, su presencia en un entrenamiento con el primer equipo del Real Zaragoza sorprendió a todos. Nadie sabía quién era, ni de dónde venía, ni cómo había terminado allí. José Aurelio Gay, técnico por aquel entonces, le daba instrucciones como a uno más ante el asombro, sobre todo, de los periodistas habituales en las sesiones de entrenamiento, que no alcanzaban a averiguar quién era aquel chaval alto, joven y que se movía con desparpajo en el centro del campo junto a Gabi, Ponzio o Said Boutahar.

Aquel 'desconocido' resultó ser el cuñado de Jiri Jarosik y se hacía llamar Anton Shvets. Doce meses después, este ruso de 18 años, tímido pero cercano al mismo tiempo, continúa en la capital aragonesa por méritos propios, ya que sus cualidades convencieron en la Ciudad Deportiva al margen de su parentesco con Jarosik y hay quien dice que alberga en sus botas un futuro prometedor.

El exjugador checo del conjunto aragonés le animó en esta aventura en agosto del año pasado, el Real Zaragoza le abrió sus puertas durante tres meses y, a día de hoy, Anton se ha ganado un puesto en el mediocentro del equipo de División de Honor Juvenil.

Regresó a Moscú para jugar en los filiales del Spartak después de su periplo por Zaragoza, pero dice que aquí había "algo especial" y, a principios del presente año, decidió cambiar el frío de Moscú por el calor seco de la capital. Ahora vive en la residencia del club, su integración en el equipo ha sido perfecta y su castellano también va por muy buen camino. "Entiendo si me hablan y mis compañeros me entienden, aunque ahora voy a buscarme clases para aprender, porque lo hablo muy poco", explica.

Un jugador especial

Quienes le conocen dicen que tiene una gran proyección. Quizás por eso, por ese toque especial en el terreno de juego, Anton entrenó durante toda la semana pasada con el Zaragoza B a las órdenes de Esnáider. "Es un jugador destacado que necesita otro toque distinto. Él está teniendo en el filial un trato con jugadores más experimentados y eso le ayuda de inmediato en su progresión. Tiene mucha calidad y una visión del fútbol bastante importante", explica Mauricio Elena, técnico del División de Honor y segundo entrenador del filial.

Antón desconecta poco del fútbol, pero aprovecha su tiempo libre para salir con los amigos y, aunque apunta que no tiene un ídolo claro, se declara fan de Ronaldhino. "Pero Jarosik también es buen jugador", apostilla entre risas. Le gusta el juego del Barça y del Madrid, pero no es forofo de ninguno de los dos equipos. Solo anhela con jugar en Primera División -"Es mi sueño", dice--, pero sabe que todo tiene su tiempo. "Tengo que trabajar y estoy entrenando duro para ello", señala.

Aquel chico joven, alto y con desparpajo que sorprendió y resultó ser familiar de Jiri Jarosik apunta maneras. El cuñado se ha hecho mayor.