La guerra psicológica ha empezado. José Mourinho, técnico del Oporto, se encargó ayer, en una hábil maniobra que ya utilizó en los octavos de final contra el Manchester United, de frenar la euforia que se respira en La Coruña y traspasó, después del 0-0 de la ida, toda la presión a Irureta: "Desde que he llegado a Galicia lo único que he escuchado es que el Deportivo nos ganará por 2-0 o 3-0. Me parece que estáis un poco crecidos". Lo que no explicó el entrenador del Oporto fue la conversación que mantuvo en el túnel de vestuarios del estadio O Dragao con Mauro Silva al final del partido de ida. Fue allí cuando le dijo, confiado, que el Oporto jugará la final del día 26 de mayo en Gelsenkirchen (Alemania) porque iba a ganar en Riazor. Lo que ya no le confesó es si el rival sería el Mónaco de Morientes o el Chelsea.

La estadística dice que el Deportivo siempre gana en Riazor y que no ha encajado ni un solo gol esta temporada en la Champions en casa. Pero también revela que el Oporto nunca pierde en campo contrario y siempre marca, al menos, un gol. Pero cuando está en juego la final de la Champions, todo cambia. Sobre todo para Irureta. El técnico del Deportivo sólo hace que lamentar las bajas de Mauro Silva y Andrade, dos de sus hombres más en forma, en el partido de hoy. Duscher y César serán sus sustitutos en un encuentro que tendrá un impresionante dispositivo policial por la presencia del rey Juan Carlos I en el palco.

SIETE ADVERTIDOS El Deportivo, además, tiene otro factor en su contra. Siete jugadores están amenazados de sanción. Amavisca, Diego Tristán, Héctor, Naybet, Pandiani, Scaloni y Víctor se perderán la final si ven una tarjeta amarilla. Irureta, sin embargo, confía en la experiencia del árbitro italiano Pierluigi Collina para que el partido no se le escape. Aunque Mourinho, que tiene al equipo al completo y recupera a Derlei, ya ha avisado que el Oporto viene a jugar a fútbol. "No vamos a practicar el antijuego. No pretendemos que el médico o el masajista entre 20 veces al campo", aseguró ayer el entrenador portugués, a quien en Inglaterra ya colocan la próxima temporada en el banquillo del Liverpool.

¿Qué partido espera Irureta? "Rocoso. Muy difícil. De contacto permanente. Necesitamos llevar la iniciativa. Tener el control del balón y marcar pronto. El apoyo de la afición será decisivo. Creo que podemos canalizar de forma positiva la euforia que se respira en la ciudad", declaró el técnico, que está ante su gran oportunidad de darle lustre a su notable palmarés.

LLENO TOTAL Riazor se llenará. Unos 3.000 portugueses acompañarán hoy al Oporto. La única diferencia es que esta vez la marea no será blanquiazul. Será morada. El club, en una sorprendente medida de márketing destinada a aprovechar el tirón de la semifinal y sacar tajada, les obligó a comprar la segunda camiseta de los dragones para tener una entrada.

Paulo Ferreiro, defensa luso, reconoció que en el conjunto portugués hay "un poquillo más de ansiedad de lo normal. Vamos a salir por el partido porque está en juego una final de la Liga de Campeones", explicó, antes de anunciar la forma en la que jugará su equipo. "El Oporto fue más ofensivo allá, aquí puede ser algo diferente, pero pienso que vamos a solventar esta circunstancia", comentó después del entrenamiento realizado en el escenario de la semifinal.