El pasado miércoles, Cristian Álvarez, portero del Real Zaragoza, apelaba a la autocrítica personal como el primer paso inexcusable para salir de esta. Ayer, uno de sus compañeros en el vestuario, Íñigo Eguaras, impartió una soberana lección respecto a eso. Tras una ausencia de cuatro meses por una complicada pubalgia, el navarro lleva alrededor de mes y medio con el equipo, pero su rendimiento no está siendo bueno. Muy lejos, desde luego, del nivel que le llevó, la pasada temporada, a ser uno de los mejores mediocentros de la categoría. Ahora, Eguaras no está. Todavía.

«Ya no pongo excusas de la lesión ni nada. Llevo ya varios partidos con el equipo y el nivel no está siendo el que yo esperaba. Sé que estoy mal», admitió.

Eguaras ya no apela a las molestias que sigue sufriendo y que, asume, seguirá soportando durante mucho tiempo. Asegura que cada vez se encuentra mejor, pero lamenta que su rendimiento sobre el césped no esté siendo el deseado por todos. Incluido él mismo. «También noto la dinámica negativa que afecta a todos. Porque somos personas y estamos en una situación difícil. Sabía que iba a seguir teniendo molestias porque esta lesión es complicada, pero estoy mucho mejor, con menos molestias, pero entrenando y jugando con dolor», afirma.

La vuelta de Eguaras no ha mejorado al Zaragoza. Al contrario. Y el centrocampista lo sabe. No es culpa suya, por supuesto, pero Eguaras confía en que todo acabe pronto y que la mala racha deje paso a una victoria que traiga tranquilidad al grupo y ahuyente fantasmas. «La confianza lo es todo y, cuando el equipo entra en una dinámica muy negativa, al fina la confianza decae». Y todo va mal. «El juego no está siendo bueno, nos crean ocasiones y a nosotros nos cuesta mucho llegar a la portería», reconoce.

Así que, en una semana «difícil», el Real Zaragoza trabaja a destajo para revertir la situación cuanto antes. «Estamos trabajando muy bien y fuerte, que es lo que necesitamos. Tenemos ganas de ir a Tarragona a por los tres puntos», recalca el medio, que admite que el duelo ante el Nástic adquiere ya tintes trascendentes. «Es un rival que, ahora, es de nuestra liga, pero nosotros tenemos que salir adelante porque, si no ganamos, nos meteríamos en problemas serios y graves», advierte.

UN DUELO DURO

Pero no será fácil. El Nástic, de la mano de Enrique Martín, propondrá un duelo áspero y complicado. «Su idea de juego aguerrido es todo lo contrario a lo que proponemos nosotros. Además, son muy fuertes en el juego aéreo, así que seguro que será un partido muy complicado», vaticina. Porque el objetivo, claro está, ha cambiado. El ascenso ha dejado de ser una obsesión para centrar todos los esfuerzos en escapar de la delicada situación del equipo, inmerso desde el pasado domingo en puestos de descenso a Segunda B. «El objetivo ahora es ir partido a partido. Centrarnos en lo que viene y no en el futuro. Se trata de ir día a día y el tiempo dirá el objetivo que podemos ponernos», incide.

Así se consensuó en la reunión que cuerpo técnico y plantilla mantuvieron el pasado miércoles en la Ciudad Deportiva. La conjura reclamó unión, compromiso y confianza como ingredientes esenciales para salir adelante. «La charla quiso que nos diéramos cuenta de la situación, que seamos conscientes de ello, pero también teniendo claro la confianza que nosotros tenemos en ellos y ellos en nosotros. Se trata de hacernos fuertes grupalmente y con ganas de sacar esto», apuntó el mediocentro.

EL ROMBO

¿Con rombo o sin él? Eguaras expuso que «la idea del club es seguir contando con él, pero hay que darle una vuelta y variar matices que no están yendo bien. El año pasado, este sistema dio sus frutos y la gente estaba cómoda». Aunque, como también dijo Cristian, «los sistemas los hacen buenos los jugadores». Eguaras, por eso, reclama, al igual que el meta argentino, «solidaridad». «Si por algo destacamos el año pasado fue porque el grupo era, y es, una familia. Si en el campo cada uno hace la guerra por su cuenta, iremos mal. Si un jugador no da su nivel, no hay sistema que valga», advierte. La clave, pues, es la «confianza en cada uno y en el grupo», asevera. «Tenemos que confiar en que vamos a revertir la situación porque somos el Zaragoza. Esto es muy largo».

La recuperación del navarro es clave para que el Zaragoza vuelva a la vida y que la afición, que el pasado domingo mostró su enorme enfado, crea de nuevo. «El pueblo es soberano y hay que respetar que se manifiesten como quieran. A nadie le gusta escuchar olés de ese tipo y menos en casa, pero trabajaremos más para convertir todo eso en aplausos» y promete demostrar «lo que realmente valemos. Para eso estamos aquí».