Hay momentos donde el fútbol deja su huella para siempre. Son esos episodios de éxtasis los que permanecen para la posteridad en la retina de aquellos que los han vivido. La gente de Ejea de los Caballeros no olvidará lo de ayer. Lo de ayer se convertirá con el paso del tiempo en esa anécdota que los más viejos contarán a un nutrido grupo de jóvenes agolpados con curiosidad. Les explicarán cómo el Ejea consiguió su primer ascenso a Segunda División B. El día en el que este club de 91 años de edad asaltó la tercera categoría del fútbol español.

Primero introducirán la gesta. Relatarán la forma en el que el club de las Cinco Villas logró levantarse de todos los golpes que sufrieron durante la temporada para colarse en la promoción de ascenso. Ahí se vio que estaban hechos de otro material, siendo capaces de tumbar al filial del Rayo, al filial del Tenerife... Los matafiliales, así les han apodado. Hasta que llegó el último obstáculo para entrar en el cielo, otro segundo equipo. Esta vez el del Cádiz. Aunque los amarillos ya sabían lo que era perder contra un club aragonés, bien lo sabía el Teruel, que los eliminó en la fase final.

El Ejea empató en el encuentro de ida, fruto de un error entre Rafa Santos y Rubén, un tanto en contra fortuito que daba a los gaditanos un sorprendente botín. El 1-1 no era el mejor marcador, pero ahí aparecieron los jugadores. Héroes ante los cerca de 2.000 hinchas amarillos sedientos de una alegría. La historia de cómo se sucedió el encuentro se irá engordando con el paso de los años y según quién la cuente, pero lo que es innegable es la actitud titánica de todos los futbolistas. Lo dieron todo para resistir con un hombre menos en Vallecas, se desfondaron para vencer en Tenerife, y se desvivieron por culminar el milagro.

El primer zarpazo lo dio Adriá de Mesa. El goleador de otra categoría. Fue un cabezazo letal en el área pequeña gracias a un balón colgado. Aunque esa ventaja fue nivelada por el tanto de Seth, que volvía a poner la eliminatoria para la prórroga. El encuentro se caldeó, como es habitual en esta clase de citas de exigencia máxima. Una agresión a De Mesa que el árbitro no señaló desembocó en una amarilla para Ramón y la expulsión de Néstor Pérez. Fue ahí donde el grupo tiró de experiencia para gestionar la contienda, conocedores de que un tanto era definitivo.

El partido parecía estar guionizado. Garde marcó de cabeza en el 90. El minuto donde se logran las grandes gestas, el momento de los súperhombres. Ahí se decidió todo, el gol de Saturday no sirvió para nada. El fondo repleto de aficionados del Ejea vibró ante un ascenso memorable, la plaza de la localidad aragonesa no se lo creía y el fútbol aragonés celebró un nuevo capítulo glorioso que jamás se podrá olvidar. El asombroso ascenso del Ejea, el club que jamás había pasado una ronda de playoff jugará el próximo año entre equipos de alto linaje. Aquí empieza una nueva historia.