David Ferrer, finalista de la pasada edición, apenas ha tenido que sufrir para superar la primera ronda de Roland Garros, en la que ha derrotado al holandés Igor Sijsling por 6-4, 6-3, 6-1 en 1 hora y 40 minutos. Ferrer, que a sus 32 años llega a París con peores resultados que en la pasada temporada, se ha mostrado muy sólido en la pista central, donde el año pasado perdió la final contra su compatriota Rafael Nadal.

Sijsling, que solo en tres ocasiones ha superado el primer turno en un Grand Slam y que no venía haciendo una gran temporada en arcilla, no le ha puesto las cosas muy difíciles a Ferrer, que no se ha perdido ningún Grand Slam desde el Abierto de Australia de 2003, y no cae en primera ronda desde Wimbledon 2005.

París se le da bien al español, donde el año pasado jugó por vez primera una final de un grande y donde ganó su primer Masters 1.000 en 2012 bajo el techo de Bercy. "Este torneo es muy especial para mí, aquí llegué a mi primera final en un Grand Slam y estoy muy contento cada año de venir", ha dicho en la pista el español. "Estoy jugando muy consistente, es mi juego en tierra batida y es lo que vengo haciendo en toda la temporada, tratando de hacer correr a mi rival", ha señalado.

En cuanto a sus espectativas, Ferrer ha indicado que, de momento, solo piensa en la siguiente ronda, donde le espera el vencedor del duelo entre los italianos procedentes de la fase previa Simone Bolelli y Andrea Arnaboldi.