Muy serio --sólo sonrió al ver a Robert Prosinecki, excompañero suyo en el Bar§a--, Luis Figo exigió respeto a la selección, a Scolari y a los jugadores. "Soy futbolista y no hablo de agricultura o teatro. La gente tiene que ser consciente de lo que escribe y tener argumentos para hablar", dijo, aludiendo a las críticas que han aparecido tanto en los medios portugueses como españoles.

Figo acusó a periodistas de ambos países de desestabilizar a Portugal, y no quiso cultivar los focos de tensión abiertos con el arbitraje --"no tenemos tanta fuerza como pensáis"-- y los términos bélicos utilizados por Scolari. Sus elogios se centraron en la selección de Sáez, "un equipo fortísimo, juegue quien juegue", y admitió que el que caiga eliminado habrá fracasado.