El zaragozano Juan Navas es un ejemplo de superación. Con 45 años tuvo una lesión en el nervio óptico trabajando en Opel España. Desde entonces tuvo que jubilarse. «No es que sea ciego total, pero no veo bien», explica Juan Navas. Desde entonces se enganchó con los deportes vinculados con la montaña y con 57 años es uno de los mejores de España. «Fui subcampeón nacional de escalada para veteranos en Barcelona en el 2014 y me llevé el oro de carreras de montaña», afirma el deportista aragonés.

Navas ha sido uno de los símbolos de los deportistas ciegos por las carreras de toda España, un grupo de una treintena de corredores apoyados por la Federación Española de Deportes para Ciegos. Pero ahora todo este grupo de especialistas tiene un futuro muy incierto. «Hace dos años la Federación Española despidió a Darío Carrera, el coordinador deportivo, para recortar gastos. A raíz de entonces las cosas han ido muy mal». Desde este año se ha realizado un trasvase de todos los deportistas desde la Federación Española de Deportes para Ciegos a la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada. «¿Porque han decidido dejar de apoyar a la montaña y no a deportes como el goal-ball, el fútbol sala o el atletismo. ¡Es que no merecemos nada al no ser una deporte olímpico! Nosotros damos prestigio a nivel nacional», sentencia indignado Juan Navas Marín.

Hasta ahora las gastos de las competiciones y de los desplazamientos corrían a cargo de la Federación Española con el apoyo de la ONCE, que aportaba dinero de la venta de los cupones. «Pero ahora todo está en el aire. Para nosotros no habrá carreras importantes. De cara al año que viene no sabemos nada y estamos en tierra de nadie. En teoría, si seguimos a la sombra de la Federación Española de Montañismo nos tendremos que pagar todo. Este año ya me he costeado las inscripciones a las carreras y la tarjeta federativa. Sin embargo, la temporada pasada nos salía todo gratis. Mandé un escrito hace dos semanas a la Federación Española de Deportes para Ciegos y la ONCE y no me han contestado», explica enfadado.

Juan Navas Marín ya se ha buscado la vida este verano. «Lo peor de todo es buscarnos a los guías, pagarles y financiar los desplazamientos de nuestro bolsillo. En las últimas semanas competí en Javierrelatre y Murillo de Gállego. He hablado con sus alcaldes y me lo he podido financiar a nivel particular. El alojamiento y la comida me la pagan y yo me hago cargo de la gasolina y las inscripciones», dice este zaragozano, que va acompañado en las carreras por los guías aragoneses Anabel Navarro y Roberto Rodrigo.

Los guías realizan un papel primordial para los deportistas. Uno de ellos es Néstor Torres, un deportista granadino de Loja que colabora con el corredor Miguel Ángel Luque. «A partir de ahora es posible que el deportista tenga que abonar los gastos a los guías. Ellos necesitan dos personas, que se privan de estar con su familia el fin de semana. Y los deportistas no pueden ir solos cuando salen a entrenar. Somos el ojo del corredor», afirma.

Las competiciones

Los deficientes visuales compiten en las mismas pruebas que los deportistas sin deficiencias. Han corrido en el Campeonato de España compuesto por cuatro carreras, que se celebraron en Atarfe, Borriols, Miranda de Ebro y Vistabella. También se disputó el Kilómetro Vertical en Palacios del Sil y el maratón de larga distancia en Zumalla. «A partir de septiembre el cambio será total. Las competiciones comenzarán en febrero. Hace dos semanas mandé un correo a la Federación Española de Montañismo y no saben nada, ni hay previsión de ayuda», dice.

Las competiciones se dividen en las categorías de B-1 (ciego total o agudeza visual mínima), B-2 (cierta visión) y B-3. «Todos van unidos por una barra de casi tres metros de longitud. En la categoría B-1 el primero de la barra suele ser un guía, el segundo un ciego B-1 y el tercero un B-2. Las carreras suelen oscilar entre los 20 y los 22 kilómetros de longitud y tienen un desnivel positivo de 1.000 metros», concluye el guía granadino.