"No conozco nada de este equipo", dijo Toshack al llegar a Murcia como la última esperanza de un conjunto pimentonero que era entonces, y sigue siendo, el colista de la Liga. No era, desde luego, un mensaje demasiado alentador, pero sí habla a las claras del carácter irónico y rebelde de un entrenador histórico en la Liga tanto por ser el tercero en activo con más partidos (463), tras Luis Aragonés e Irureta, como por sus salidas de tono. El caso es que el mensaje cargado de optimismo que lanzó nada más aterrizar lo culminó en su presentación. "Si estamos todos a tope, afición y equipo, la salvación está complicada, pero si no es así, no hay nada que hacer", añadió.

A John Benjamin Toshack (Cardiff, 22-03-1949), un magnífico jugador que militó en el Cardiff e hizo historia en el Liverpool --ganó dos Copas de Europa, dos de la UEFA y tres Ligas--, el fútbol le sonrió aún más en sus comienzos como entrenador. Se estrenó en el Swansea City inglés, que de la cuarta división inglesa pasó a jugar en Europa, para dar el salto al Sporting de Lisboa portugués. En 1985 llegó a la Real Sociedad, donde ha sido un referente en los últimos 20 años, para ganar una Copa del Rey (86-87) y hacer méritos para acabar en el Real Madrid, en 1989. Allí lograría una Liga, con récord histórico de goles incluido.

Volvió a la Real (91-94) --tres temporadas a buen nivel-- y pasó por el Deportivo (95-96), donde su estrella se empezó a apagar. Emigró a Turquía, al Besiktas, pero no tardó en regresar a la Liga española para sustituir a Guus Hiddink en el Real Madrid en febrero de 1999, aunque sólo aguantó nueve meses y dejó todo un sendero de polémicas. Tras su paso por el fútbol francés, el Saint Etienne, hizo el último acto de servicio en la Real Sociedad, a la que salvó del descenso en el curso 00-01, lo que le valió una renovación por una temporada y un efímero puesto de mánager, para ser relevado en la 01-02 por Olabe a falta de ocho jornadas, porque el peligro de acabar en Segunda era más que latente.

360.00 euros, cuatro meses

Ahora, el penúltimo trago de J.B. le ha llevado a Murcia, para sustituir a Peiró, gracias a su amistad con el vicepresidente, Juan Antonio Samper, exabogado del Real Madrid. Allí, por medio de 360.000 euros en cuatro meses, llega en una situación más que desesperada que le va a hacer enfundarse con fuerza el mono de faena --él que siempre llevó fama de poco trabajador-- para intentar mantener la categoría. No lo tiene fácil. El conjunto pimentonero sólo ha ganado un partido --al Albacete hace más de tres meses, el 5 de octubre del 2003 (1-0)--, es colista con 13 puntos y tiene a ocho la salvación. Casi nada.

Debutó en el banquillo con una derrota en Santander en el último segundo y hoy se estrena delante de su nueva afición. Su currículum reciente y su carácter no invitan demasiado al optimismo de que pueda llevar a cabo la empresa. Porque sigue sin morderse la lengua --"Si cometemos los mismos errores da igual que entrenemos en la plaza de toros", dijo el otro día cuando le comentaron que iba a poder trabajar una vez a la semana en La Condomina--, aunque parece que está más tranquilo que en su últimas visitas por San Sebastián y Madrid. De momento no hay cerdos volando para que rectifique, ni once cabrones a los que quitar del equipo, pero es imposible que cambie el estilo de este galés errante.