Juan Carlos Dutrey es uno de los fondistas más destacados de Aragón. Preparado por José Luis Mareca, es el segundo de a bordo de Toni Abadía y Carlos Mayo, como también Fernando Gil o Jesús Olmos. Junto a su pasión por este deporte, ahora vive en carne viva la pandemia puesto que es conductor de ambulancias. Al principio de la pandemia se debatía en una duda que pronto resolvió. «Tenía una visión dividida. Creía que a los atletas profesionales había que dejarles entrenar con seguridad, pero empecé a ver muchos dramas y pensé que había que actuar con un poco de calma. Nos jugamos la salud de todos y en el trabajo lo último que pienso es en salir a entrenar. Aunque me dicen hace tres meses que llevaría 43 días sin salir a correr y no me lo creería. Pero ahora lo que menos me importa es perder la forma física», reconoce el atleta del Intec Zoiti.

En todos estos días Dutrey ha vivido tantos momentos emocionantes que no sabe cuál elegir. «Ha habido muchos. Aunque recuerdo un desplazamiento que hicimos al barrio ejeano de Valareña. Era un paciente que habían dado de alta. Salió toda la gente aplaudiendo con pancartas y al bajar estaba emocionado y solté alguna lagrimilla. La gente nos vitoreó porque la labor que haces es importante en esta cadena», explica el fondista. Hay momentos mucho peores. «Hay infectados que llevas que eres consciente que no van a pasar más de una noche y que los llevas a su casa a morir. Sientes mucha rabia e impotencia», reconoce.

Dutrey trabaja desde las cuatro de la tarde hasta la noche en la empresa Nuevo Transporte Sanitario Aragón. «Realizo el transporte programado de pacientes no urgentes y conmigo viene un técnico de emergencias sanitarias», indica. Reconoce que su importante labor debería ser realizada en mejores condiciones. «Estamos sumamente expuestos al contagio. Miedo hay, pero cuando te pones el uniforme se va. Está claro que viene en el oficio. Pero en nuestro trabajo reclamamos más material de protección. Lo que se dice de la escasez es cierta y las mascarillas las dan con cuentagotas a los médicos, auxiliares, limpiadoras, enfermeros. Encima de su traje se ponen a veces otro con una bolsa de basura». En según qué momentos se coloca el traje de buzo integral y la pantalla en la cara o una protección con hasta dos mascarillas.

En los últimos días la pandemia ha bajado su potencia. «Los primeros días los hospitales estaban saturados en Madrid y Barcelona. Pero en Aragón se controló bien y el servicio de urgencias estaba bastante vacío. El pico fue hace tres semanas y los afectados por el virus ocuparon todas las plantas del Clínico, el Miguel Servet y el Royo Villanova, pero el filtro de urgencias estaba medio vacío y eso es de agradecer».

Dutrey es un especialista del campo a través y el año pasado ganó la Copa Aragón de cross. Comenzó la temporada preparando el medio maratón. «La idea era ir de menos a más para no quemarme. Pero quería culminar en el Nacional de cross. En enero tuve una lesión en el pubis, pero en el Regional de cross no di la talla. En las últimas carreras me generó un estado de ansiedad clasificarme para el Nacional y la cabeza me falló», afirma.

El pasado 8 de marzo queda ya muy lejos. Ese día fue testigo del histórico doblete en Plaza de Carlos Mayo y Toni Abadía en el Campeonato de España de Cross. Dutrey no pudo formar parte del equipo aragonés. «Fue una sensación agridulce y antes estaba tristón y era doloroso verlo. Veía que la que se avecinaba era gorda y al final Aragón se llevó la plata. Nunca se juntó una generación tan buena. Mucha gente se acordó de mí porque el triunfo era mío también. Tuve envidia sana y me alegro por los compañeros. Si pierdes hay que encajarlo porque es la esencia del deporte». Tras el éxito llegó una semana más tarde el tsunami del coronavirus. «Por cinco días no cancelaron el Nacional. Cuando veíamos de lejos lo que pasaba en China pensábamos que estaban locos en esa sociedad colectivista. No nos lo creíamos nadie y el gobierno español se vio un poco desbordado y tomó medidas sin saber por dónde le venía el aire», indica.

Pese a las circunstancias del confinamiento, Dutrey sigue entrenándose en su casa. «Solo he descansado dos días de actividad física. Hace dos años me compré una elíptica para prevenir lesiones y me viene fenomenal». Por si fuera poco, complementa el deporte y el trabajo con los estudios. «He terminado las prácticas de psicología en el colegio Santo Ángel del barrio Oliver y estoy confeccionando el trabajo de fin de grado. El confinamiento me viene bien para meter caña». Dutrey es íntimo en el grupo de Fernando Gil y Carlos Mayo y habla con ellos a diario. «Soy vecino en el barrio Oliver con Jesús Olmos y es con el que más salgo a entrenar. Además tiene un trabajo similar al mío y está en la misma situación. En su frutería trabaja hasta 14 horas diarias», concluye.