La solidaridad unirá el próximo domingo a tres generaciones del zaragocismo sobre el césped de La Romareda. El fútbol en su estado más puro y natural volverá a canalizar las ayudas y el apoyo que necesitan los niños enfermos de cáncer en Aragón --y sus familias-- en el tradicional encuentro a beneficio de Aspanoa, convertido con el paso de los años en un clásico del mes de noviembre. Los aficionados que acudan al estadio (2 euros cuesta la entrada) serán testigos de una situación que no puede producirse si no es en estas circunstancias. Nunca habían coincidido Félix Pérez Aguerri con Xavi Aguado, ni Villarroya con Garitano, ni Casajús con Santiago Aragón, en un mismo equipo defendiendo la camiseta blanquilla.

Todos ellos se ganaron su pertenencia a la historia del Real Zaragoza y a la memoria del aficionado a lo largo de los últimos 25 años, aunque en épocas y circunstancias diferentes. El domingo, una sola causa les unirá a todos para enfrentarse al Atlético de Madrid. "Yo nunca jugué con Ander Garitano", recuerda Andoni Cedrún, "ni con Félix Pérez Aguerri", continúa el exguardameta, que considera algo muy especial poder juntar a tres generaciones de jugadores. "Hay mucha gente que ha aportado su granito de arena para hacer grande al Zaragoza", asegura Cedrún, que no tiene ninguna duda sobre su presencia en el partido: "El fútbol, que ha sido lo que siempre hemos hecho, a lo que nos hemos dedicado, nos da la oportunidad de volver a jugar y, además, de poder ayudar a la gente. Es maravilloso".

GRAN TIRON Han pasado algunos años desde que dejaron el fútbol en activo, pero sus nombres y el recuerdo que evocan tienen mucho tirón entre los aficionados. La última edición reunió a 15.000 espectadores en La Romareda. "Ningún partido de veteranos en España tiene tanto público. Todos los rivales que vienen se quedan realmente asombrados", explica Félix Pérez Aguerri, presidente en funciones de la Asociación de Veteranos del Real Zaragoza, que el domingo será el más veterano de todos. "Invitamos a todos los que pertenecen a la asociación a que se pasen por el estadio, pero no todos pueden jugar", añade Pérez Aguerri.

El encuentro de Aspanoa sirve para que los exjugadores se reencuentren, como mínimo, una vez al año. "Lo bueno es volver a encontrarse con los compañeros. Hace ilusión verse, reunirse, saber cómo nos va la vida. Y también apetece encontrarse con los rivales", dice José Antonio Casajús, otro de los habituales en la cita de Aspanoa, que considera la jornada del domingo como una buena oportunidad de disfrutar con la familia y recuerda especialmente un encuentro de principios de los ochenta ante el Atlético de Madrid en el que el triunfo del Zaragoza salvó a los aragoneses del descenso y evitó que los madrileños ganaran la Liga.

"Lo importante no es la ayuda económica, sino el apoyo que reciben las familias, que puedan marcharse del estadio sintiéndose orgullosas y con ganas de seguir luchando por sus hijos", recalca Andoni Cedrún, que recuerda los partidos ante el Atlético de Madrid como intensos e interesantes. "Si en algo tiene sentido la trascendencia del fútbol es en estas acciones, en reconocer la labor de Aspanoa y de tantas otras asociaciones que trabajan en silencio", destaca José Antonio Casajús.