Seis jornadas sin ganar llevará el Zaragoza cuando sus jugadores salten al césped de El Toralín, en la primera visita zaragocista en Liga a este escenario. En este equipo derrumbado y vacío que ha ido generando Agapito Iglesias desde que llegó en el 2006 el triste paso por Segunda lleva implícito hacer acto de presencia en sitios que el club, por historia y afición, no debería pisar en el torneo doméstico. Además, en Ponferrada lo hace acuciado, con Paco Herrera en el filo y con la sensación de que el tren del ascenso se le escapa. El del billete directo a Primera está a 11 puntos y a tres anda el de la promoción. Y lo peor es que el descenso a Segunda B no está lejos, lo marca la Ponferradina, ahora a cinco puntos del Zaragoza, para el que el partido de esta mañana supone una frontera, la hora de la verdad para establecer dónde mirar, hacia arriba o para abajo.

La teoría dice que el Zaragoza, el segundo presupuesto y de largo el club con más historia y afición de la categoría, solo puede pensar en recuperar el puesto que casi siempre tuvo en la élite. Y es verdad que en esta igualada y mediocre Segunda ayer perdieron el Recreativo y el Sporting y que no ganó el Deportivo, pero no lo es menos que los de abajo aprietan y que no lo hacen los de Herrera, que han sumado tres puntos de los últimos 18, aunque cuatro les volaron en los descuentos de las últimas dos citas, por el penalti que cometió Abraham en Huelva y el que falló Luis García ante el Mallorca.

Necesita acabar con esa mala racha el Zaragoza, que no gana desde el 25 de enero en Anduva, hace más de un mes y medio, y lo necesita aún más Paco Herrera. No ha sido capaz de construir un equipo creíble en 29 jornadas y no ganar en Ponferrada podría significar el fin de su etapa.

BAJAS Y DUDAS

A la colección de lesiones que acumula la corta plantilla --Henríquez, Víctor o Barkero no están hoy--, se añadió ayer la más que seria duda de Álvaro. El central cántabro, entre algodones toda la semana por un golpe en la cadera, se lastimó en el aductor y apunta a no jugar. Cortés, que regresa tras cinco partidos de baja, iba a ser la única novedad con respecto al choque ante el Mallorca. Laguardia, con su incontrolable brío, sería pues la otra. El resto, los mismos que no pasaron del empate ante el conjunto balear, incluido Luis García para redimirse del penalti fallado y para empezar a devolver a Herrera la demasiada confianza puesta en él.

El Zaragoza suma tres salidas sin ganar --Huelva, Tenerife y Lugo--, pero con 19 puntos en 14 partidos no tiene malos números a domicilio. Su problema, ya se sabe, es La Romareda. Tampoco se le dan mal a este equipo los duelos matinales, una virtud de la que conviene no fiarse. Aun con las bajas zaragocistas, la Ponferradina, que lleva cinco encuentros sin ganar, es inferior y el estado de necesidad obliga a salir del Toralín, donde el cuadro local es más fuerte que fuera y trata de basar su permanencia, con el triunfo en el regreso a la capital aragonesa. En el Bierzo han planteado la cita como una final y han llamado a la afición para que esté con los suyos en un duelo donde el Zaragoza se juega más que tres puntos.