Cassano marcó en el tiempo añadido, con un remate espectacular, y empezó a correr como un loco. Era el tanto de la victoria. El gol del triunfo contra Bulgaria (2-1). Pero algo le decía, mientras corría hacia el banquillo para abrazarse con sus compañeros, que aquel tanto iba a ser el más amargo de su vida. Y sólo tiene 21 años. Los italianos se fundieron en una piña, pero, de repente, uno de los colaboradores de Trapattoni les dijo que Suecia y Dinamaca empataban a dos. Estaban eliminados. Y Cassano se derrumbó. Primero se quedó tirado en el césped y luego, ya de pie, le dio una patada brutal a una botella de agua. Un gesto de rabia que luego repitió, entre lágrimas, mientras sus compañeros le intentaban consolar.

Haría bien Cassano, sin embargo, en no odiar de por vida a los daneses y a los suecos. Sólo se ganaría una úlcera de estómago. Ellos y ese empate a dos que puede oler a pacto no tienen la culpa de la eliminación de Italia. El joven delantero del Roma, que ha crecido como tantos otros niños italianos bajo la cultura del catenaccio , tendría que preguntarse a qué jugó ayer su equipo. Por qué su fútbol fue tan lamentable. Es cierto que Italia tuvo dos caras. Pero su primera parte fue tan miserable que le toca hacer las maletas.

DEL PIERO, MAL Trapattoni salió con tres delanteros, pero Corradi demostró toda su torpeza, Del Piero, faltó de velocidad y en pleno declive de su carrera, apenas derbordó y Cassano siempre estuvo bien vigilado. ¿Y Vieri? En el banquillo. Camufló su mal momento y su malestar con el resto de compañeros con unas supuestas molestias en la rodilla. ¿Y Pirlo? El, como siempre, es el único que aporta claridad, pero ayer abusó del balón largo en busca de la espalda de la defensa. Y Bulgaria, bien colocada atrás, aprovechó la reiteración y la falta de ideas de Italia para robar y salir al contragolpe.

Y vaya si lo hicieron. Buffon tuvo un trabajo extraordinario. Detuvo, con dos buenas paradas, dos disparos de Petrov. Dos intervenciones que no superaron el paradón de Zdravkov tras un remate acrobático de Fiore, cuyo rechace erró después Del Piero. Pero Italia, como contra Suecia, estaba gafada ante el gol. Y, encima, Materazzi cometió un más que claro penalti sobre Berbatov (m. 44) que Petrov anotó.

A Italia sólo le quedó apelar al coraje y apostar por Vieri. Perrotta empató (m. 48), pero su gol, lejos de serenar al equipo, sólo aceleró la ansiedad. Buffon mantuvo viva a Italia hasta el gol de Cassano para irse con una victoria por la mínima.