Dorsal 70.Tour de Francia de 1909.Era un isolé ,o sea un corredor que se apuntó por libre,sin equipo. Debieron preguntarle de dónde era. Y José Habierre debió contestar que era de Oloron Saint Marie, población distante hoy a apenas una hora de coche de Jaca, pero que a inicios del siglo pasado era una ruta durísima, sobre todo para una joven viuda que huía del hambre con cinco hijos pequeños, el segundo de los cuales, José María, se hizo ciclista. Contrariamente a lo que contaba la historia, el primer español que corrió el Tour no fue Vicente Blanco, llamado El cojo , en 1910. Fue este jacetano de 21 años, que había emigrado con su familia a Francia en busca de fortuna.

Su hija, Cecile Yus, vive en Oloron. La casa es como un museo. Muchos recuerdos para la anciana, que sonríe y lamenta que su hermano Auguste muriese el pasado mes de febrero. "Mi hermano y mi padre hablaban mucho; en el taller, en la taberna tras el trabajo. Era a él a quien le contaba sus hazañas con la bicicleta", comenta. Hasta su jubilación, a finales de la década de los 40, regentó en Oloron un taller comercio de bicicletas, refugio de las famosas Alcyon. El local ocupa los bajos de la vivienda de la hija de Habierre, alquilado ahora a una franquicia de óptica.

FALLECIO EN1954 Por la mañana trabajaba, por la tarde entrenaba. "El ciclismo de mi época sí que era duro. ¡Ahora los corredores son unos señoritos!", confesaba Habierre en una entrevista en 1952, dos años antes de morir. "Murió porque tenía el corazón debilitado. Mi padre nunca fue el mismo desde que volvió de la Primera Guerra Mundial. Le hirieron de gravedad en una pierna, en la Batalla de Verdún", añade Cecile. Murió en 1954, a los 66 años. Se había casado en 1920 con Jeanne Loustalot, una chica del valle.

José María Javierre, luego llamado Habierre porque a los franceses les cuesta horrores pronunciar la jota, era el segundo hijo del jornalero Justo, natural de Javierregay, y de Orosia Rapún, de Borau. Vivían en el número 3 de la plaza de la Estrella, hoy Ripa, de Jaca. Era y es una casa vieja, de viviendas, que compartían con otras dos familias.El padre, Justo, trabajaba en el campo. José María nació a las tres de la tarde del 4 de febrero de 1888. Dos días después fue bautizado en la catedral.

Miguel era el hermano mayor. El futuro ciclista tuvo cuatro hermanos. El más pequeño, Dámaso, nació ya sin conocer a su padre. Este era el bebé que llevaba la madre en brazos mientras atravesaba el Somport, a través de los pasos que la mujer conocía,al igual que toda la gente que vivía en el monte, en unos Pirineos que sólo daban para cuidar ganado, cultivar la tierra o cortar árboles.

Javierre o Habierre corrió el Tour de 1909 y luego el de 1910 bajo bandera francesa. Pero era aragonés, como sus padres, como sus abuelos. Su partida de nacimiento se encuentra archivada en el Juzgado de Jaca, en el libro correspondiente al año 1888."Mi padre sólo tenía una obsesión. Ser francés. No consiguió naturalizarse hasta agosto de 1915. Ese año recibió el pasaporte como ciudadano francés, pero, cuando corrió los dos Tours, aún era español", explica la hija del ciclista.

Y mucho tuvo que pelear, luchar y casi morir, como un enfant de la patrie de France . Su 15 posición en la ronda francesa de 1909 (quinto isolé de la general) o su más discreto 24º lugar del año siguiente no le sirvieron para lograr la nacionalidad. Tuvo que llegar la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra . Se enroló en la Legión Extranjera. Combatió desde el inicio de la contiendaen 1914 hasta el armisticio de 1918. "Llegó a ser suboficial del Batallón Senegalés y recibió las más altas condecoraciones del Estado francés, entre ellas la Legión de Honor", recuerda la hija. Ya era francés. Ya era Joseph Habierre.

Ya era un comerciante, que no quiso complicarse la vida durante la guerra civil española, y que, cuando podía, seguía pedaleando, aunque sólo tenía fuerza en una pierna, a resultas de la herida bélica. Javierre, en aragonés, Habierre, en francés, fue el primer español en llegar a París montado sobre una bicicleta, aunque su hazaña quedó, hasta ahora, en la más pura clandestinidad.