Si un teórico del fútbol tuviera que buscar un ejemplo perfecto de carrilero derecho en la Liga española, uno de los elegidos sería Juliano Haus Belletti, el brasileño de 27 años que se ha convertido en el dueño de su banda. De lateral o de interior, como hoy en La Romareda. No importa. El internacional no deja de sorprender en cada partido. El domingo pasado marcó dos golazos en el set del Villarreal al Racing (6-3).

La velocidad, la potencia y la habilidad en el uno contra uno son las cualidades de un jugador imprevisible, que fue descartado por el Valencia en el 2001 por unos problemas en la rodilla. Hoy es imprescindible en el Villarreal de Benito Floro, que ante el Racing lo alineó en el centro del campo, aunque acabó de lateral, su "puesto favorito".

Casi todas las jugadas de ataque pasan por él, y ya ha marcado tres goles en esta Liga, los mismos que en la temporada pasada. El pasado 7 de enero también logró un golazo ante el Sevilla en la Copa.

Descaro

Todo el descaro que demuestra en el campo parece guardárselo en el vestuario.Cuentan que Belletti va siempre a su aire,que apenas se rela ciona con sus compañeros.Es, junto a Anderson, el único jugador de la plantilla que no reside en la localidad castellonense. Vive en Valencia con su esposa, con la que tuvo un accidente muy grave en Brasil.

En Valencia se le suele ver con su gran amigo Fabio Aurelio, lateral zurdo del equipo de Rafa Benítez. También se lleva muy bien con Ronaldo, quien le invitó a su famosa fiesta de cumpleaños. No en vano suelen coincidir en la selección canarinha, donde sólo un fuera de serie como Cafú ha impedido que sea titular indiscutible. Zagallo lo convocó por primera vez en 1995, pero no debutó hasta el 2001. Scolari se lo llevó al Mundial de Corea y Japón, donde fue campeón, aunque sólo jugó un partido.

Nacido en 1976 en Cascavel, una localidad del estado de Paraná, Belletti nunca soñó con ser futbolista. Hizo sus primeros pinitos de portero, siguiendo la tradición familiar, pero su gran pasión desde pequeño era la música. Le encantaba tocar la guitarra y la batería. Cuando tenía 16 años, su hermano Sandro, que jugaba de guardameta en el Cruzeiro, le invitó a pasar unos días en la ciudad de Belo Horizonte y se hizo una prueba. En 1994 debutó con el primer equipo y el Sao Paulo de Parreira lo fichó en 1996, junto a Serginho. Dos años después estuvo 11 meses parado tras dos operaciones de pubis, pero su tesón le llevó a recuperar la forma en el Atlético Mineiro (cedido por el Sao Paulo en 1999) y en el club paulista, antes de fichar por el Villarreal en el 2002, con el que tiene contrato hasta el 2007.