Rafa Nadal ganó ayer el torneo de Madrid por cuarta vez, aunque lo hizo por la lesión de su rival, el japonés Kei Nishikori, que abandonó la pista por un problema físico tras una hora y 42 minutos con un set ganado por cada uno (2-6, 6-4) y 3-0 en el tercero. El japonés llegó a dominar por 6-2 y 4-2 con un tenis eléctrico cuando sus problemas en la espalda y de calambres en la pierna izquierda le comenzaron a pasar factura.

Nishikori llevaba 14 partidos ganados, con un título en Barcelona sobre tierra también y había necesitado casi tres horas para vencer a David Ferrer en la semifinal del sábado. No obstante, aparecerá hoy noveno en la clasificación mundial. Este es el título 63 de Nadal, el 27 en categoría Masters 1000 y el tercero este año después de los de Doha y Río de Janeiro y le asegura además el puesto de número uno del mundo al comienzo de Roland Garros, que comenzará el próximo 25 de mayo.

El japonés quebró dos veces el servicio del jugador de Manacor en el primer set --en el tercer y quinto juego-- y con una gran aceleración de golpes, unido a demasiados fallos de Nadal, se apuntó el primer parcial en 36 minutos con un saque directo. En la segunda manga, el nipón siguió desplegando su mejor juego, pero cuando iba 4-2 arriba en el marcador comenzó a mostrar problemas. Primero llamó al fisio del torneo tras el séptimo juego para tratarle la zona lumbar, y en el octavo evidenció calambres en la pierna izquierda.

Tras una hora y 18 minutos, Nadal logró romper por primera vez en el duelo el saque de su rival (4-4) después de desperdiciar cinco oportunidades anteriores. Una nueva rotura --con Nishikori hundido y sin apenas levantar la cabeza-- en el décimo dio vida al español, que ganó este parcial en 51 minutos. En el tercero, el japonés solo aguantó tres juegos. "Lo que me da este público no me lo dan en ningún otro torneo. Las sensaciones son inolvidables", dijo Nadal.