Lo siento, chicos, lo siento en el alma», sollozaba entre lágrimas Sebastian Vettel (Ferrari) por radio, mientras golpeaba con sus manos el volante una y otra vez. Había sido humillado a 40 kilómetros de su casa de Heppenheim, en mitad del estadio de Hockenheim, ante miles y miles de compatriotas que llenaban sus enormes gradas. Se salió recto contra el muro como un novato, cuando intentaba responder al ataque de Lewis Hamilton (Mercedes) en el momento en que la lluvia apretaba a los dos pentacampeones, a los dos candidatos al título. Es difícil imaginar una situación más dolorosa para ceder el liderato al gran rival que arrancaba decimocuarto a causa de una avería mecánica. El abandono de Vettel regaló 25 puntos a Hamilton, su peor enemigo. «El amor lo conquista todo», dijo el inglés desde su lado más místico por radio tras ver la bandera a cuadros.

Hamilton dio otra lección de pilotaje, coraje y sangre fría. Hace 15 días, el británico remontó desde el último hasta el segundo puesto. Pero Hockenheim es un trazado mucho mas estrecho que Silverstone. Adelantar era una tarea difícil, pero en las primeras vueltas, el piloto de Mercedes se deshizo de Shirotkin, Ocón, Alonso, Leclerc, Sainz, Grosjean, Pérez, Hulkenberg, Magnusen... En la vuelta 15, ya era quinto, tras Vettel, Bottas, Raikkonen y Verstappen, a 17 segundos del líder. «Lo di todo, sabía que podía pasar, porque llovió y eso nos dio la posibilidad», explicó.

La lluvia llegó cuando la carrera se había estabilizado, cuando Ferrari dio orden a Kimi de dejar pasar a Vettel y los dos Ferrari comandaban la carrera por delante de Bottas, Verstappen y con Hamilton a 15 segundos. Mientras los muros de Ferrari y Red Bull anunciaron «lluvia en las siguientes vueltas», el mensaje de Mercedes fue mucho más concreto: «Habrá lluvia en la curva seis pero muy ligera y solo en esa curva». Hamilton tenía la certeza de disfrutar de la mejor estrategia, pero los nervios se apoderaron de su box. Mandaron entrar a Bottas, no tenían sus ruedas preparadas, y en poco más de 10 segundos le dijeron a Hamilton que entrara, que se quedara fuera, que entrara y que se quedara fuera... El inglés ya estaba en la calle de boxes y tuvo que salir por la hierba hacia la pista en una salvada de las suyas.

Y ni así se resquebrajó su confianza. La lluvia seguía en la curva seis y Hamilton comenzó a rodar mas rápido que nadie, recortando, a razón de dos segundos por vuelta, con la cabeza. Vettel, presionado, viendo que el inglés se le echaría encima en poco más de cinco vueltas, forzó el ritmo hasta estampar su Ferrari contra el muro. El coche de seguridad neutralizó la carrera y Raikkonen y Bottas entraron a cambiar ruedas. Hamilton asumió el liderato y no lo soltó en las últimas diez vueltas. Por detrás, no fue el día de los españoles. Fernando Alonso abandonó en la última vuelta mientras que Carlos Sainz fue duodécimo.