Una Liga de locos. No hay adjetivo mejor para definir lo que están viviendo los tres equipos de arriba en las últimas semanas. El Barcelona empató el sábado con el Getafe y parecía que iba a coger chanclas, toalla y a marcharse de vacaciones. El Levante le complicó la vida al líder y le puso KO. Dos goles que fueron celebrados en el Bernabéu como una bendición. La que llevaban esperando semanas. Pero el Madrid tenía que ganarle al Valencia para acortar distancias y aprovecharse de la derrota de los muchachos del Cholo. Descarriló el equipo blanco en el peor momento. Fue Cristiano el que le mantuvo enchufado con un gol en el 91. No hubo remontada, quedó en empate (2-2).

Saltó al campo el conjunto blanco sabiendo el resultado de su rival y no solo no fue capaz de marcar en la primera parte, pese a los 13 remates, sino que se marchó a vestuarios perdiendo. El gol de Mathieu, tras un saque de esquina, dejó en evidencia a Varane y Diego López. Empató el Madrid con el enésimo cabezazo de Sergio Ramos en el minuto 59 y el Bernabéu estalló. Callado, tímido hasta ese momento empezó a hacerse escuchar. Se lo pidió a gritos Ramos, también Bale y Ancelotti. A medida que iba creciendo el Madrid, más cansado empezaba a verse el Valencia. Pero cuando todo dejaba presagiar otra noche para la épica, otra noche de remontadas, llegó el gol de Dani Parejo. Al Madrid se le cortó la respiración, a Ancelotti también. Cristiano Ronaldo decidió conectar el respirador de nuevo.

El equipo de Ancelotti contó con pocas ocasiones para intentar la remontada y casi todas las frenó Diego Alves, que fue un muro en el que chocaron muchas de las intentonas madridistas de conseguir el goloso premio de acercarse al título de Liga. Salvo la de Cristiano. Era el minuto 91, tres más tuvo el Madrid para acabar de rematar la noche. No lo consiguió. Se fue con un empate que todavía no cierra las puertas a nadie para el título. Una Liga de locos.