Martes de carnaval. Una fecha ideal para que Ronaldo siga divirtiéndose a costa de Khan, a quien ya golpeó duro en la final del último Mundial. Es la primera vez que el goleador brasileño pisa el Olímpico de Múnich y quiere dejar huella. Eso, el poderío del Madrid y que el Bayern pasa por el peor momento de juego de su historia reciente llevan a pensar que el equipo blanco está en puertas de acabar con la fea estadística que le acompaña en sus visitas a Múnich: siete derrotas en siete partidos. Sea como sea, un partido grande, con la nieve y las bajas temperaturas como aliado accidental del conjunto bávaro, que no se resigna a asistir como convidado de piedra a estos octavos de final.

El Madrid mete miedo. Primero fue la prensa alemana, en cuanto se supo el resultado del sorteo, la que otorgó al campeón español la condición de favorito indiscutible. Lo ratificó Franz Beckenbauer, presidente del Bayern, hace unos días. Ayer mismo fue el vicepresidente, Karl Heinz Rummenigge, quien reiteró esas impresiones. "El Real es un superequipo. Por supuesto que sería una sorpresa para todos que ganáramos nosotros", dijo el directivo alemán.

PAPEL DE VICTIMA Ronaldo piensa que no es mala manera de motivar a un equipo que ve cómo en la Bundesliga el Werder Bremen se le aleja sin solución. "Creo que es una táctica, una estrategia en los medios de información", afirmó el delantero madridista. Al entrenador del Bayern, Ottmar Hitzfeld, no le ha importado lo más mínimo que a su equipo se le haya adjudicado el papel de víctima, una circunstancia nada habitual aun en situaciones todavía más difíciles que las actuales.

"Todos nos descartan y dicen que perderemos por goleada. Eso motivará adicionalmente al equipo... Espero que podamos ser un rival adecuado", ironizó el preparador alemán, que contará finalmente con Oliver Khan y Michael Ballack. El portero jugará infiltrado para aliviar sus problemas de espalda y el centrocampista sale de una fuerte bronquitis. Ni a ellos ni a sus compañeros les va el papel de mozos acomplejados por el aura que acompaña a este Madrid.

El tiempo, además, les puede echar una mano. La expedición blanca se encontró ayer con una nevada monumental y las previsiones apuntan a que el partido se jugará con una temperatura por debajo de los cinco grados bajo cero, parecida a la de ayer por la tarde cuando el Madrid se entrenó en el monumental estadio Olímpico.

A Carlos Queiroz, sin embargo, no parece preocuparle demasiado que las malas condiciones del terreno de juego favorezcan los intereses del conjunto germano. "Seguro que la situación resulta más confortable para el Bayern, más habituado, pero con la experiencia y la convicción que tenemos eso no será un problema para nosotros", manifestó el entrenador blanco. No se fía, sin embargo, del mal momento de los alemanes: "Todo son juegos de palabras. Si hubiera sido así, el Madrid no hubiese ganado hace dos años la Liga de Campeones porque estaba mal en la Liga. Estos son otro tipo de partidos".

El equipo blanco, con todos los galácticos a punto, no debería confiarse y sí emplearse a fondo para dejar la eliminatoria encarrilada. Nada mejor para eso que una victoria por fin en el Olímpico. "Tendremos muchas dificultades, pero es tiempo de cambiar la historia y romper la estadística", dijo Queiroz. Ronaldo asegura que pondrá todo de su parte, por mucho frío que haga: "Tengo un recuerdo espectacular de la última vez que Kahn y yo nos encontramos. Ojalá sea la misma historia con el mismo final".