El Real Madrid dio el penúltimo paso hacia el desafío de su duodécima Copa de Europa, desbordado, asustado y tembloroso con un 2-0 del Atlético de Madrid en 16 minutos, pero resolutivo y eficaz después, al borde del descanso, para frustrar el más que creíble ímpetu de remontada y el enorme inicio rojiblanco. Así, estará el 3 de junio en la final de Cardiff frente a la Juve, porque encontró a Benzema y un gol definitivo de Isco en el minuto 42; el Atlético se queda en las semifinales, otra vez ante su eterno rival, pero con un mérito incalculable, capaz de expresar en el campo una gesta incompleta.

Porque hubo eliminatoria durante 42 minutos del duelo de vuelta. Ni siquiera el 3-0 en contra de hace una semana apagó la fe del Atlético, un equipo que, demostrado está, no desiste nunca, ni ante el reto más difícil. En un cuarto de hora, ya había logrado quizá mucho más de lo creíble para muchos en un enfrentamiento de tales características. Al primer minuto ya lo había intentado Griezmann; al segundo un tiro de Ronaldo; en el cinco el imparable Carrasco centró al remate de Koke repelido por Keylor Navas y hubo un cabezazo de Torres; al siete, ya con una tarjeta por equipo, una parada sensacional de Oblak a Casemiro, en el ocho un zurdazo de Saúl...

Sin un segundo de pausa, sin un segundo de tregua, el inicio que quería el Atlético, el que no le gustaba nada de nada al Real Madrid y el gol del conjunto rojiblanco, un cabezazo en el primer palo de Saúl en un saque de esquina de Koke; un 1-0 para soñar, para creer aún más con el 2-0 dos minutos después, casi de inmediato. Nadie podía frenar a Carrasco. De su jugada y de su pase surgió el penalti que cometió Varane sobre Torres, que transformó después Griezmann ante Keylor Navas y que puso a toda presión al Vicente Calderón.

BENZEMA, CLAVE / El Atlético contemporizó, quizá demasiado, quizá también por su adversario. Se paró todo entonces, no pasaba nada. Ni ocasiones del Atlético ni del Real Madrid. Fue en el minuto 42 cuando Benzema trazó una acción genial al borde de la línea de fondo con la que dejó atrás a tres oponentes. Después, el tiro de Toni Kroos, la fenomenal respuesta de Oblak y el rechace en el área pequeña, el que empujó a la red Isco (2-1) y al Madrid a la recomposición, al momento en que respiró definitivamente.

Fue un golpe decisivo, ya pendiente de tres goles más del Atlético, una hazaña impensable para cualquiera, por mucho que aún quedara un segundo tiempo entero, del que salió vencedor en el marcador del duelo de vuelta, pero no de la eliminatoria, marcada desde la ida, cuando el Real Madrid trazó con un 3-0 en el Bernabéu el camino a la final de Cardiff en busca de su duodécima Copa de Europa.