Al Casademont Zaragoza tampoco le llegó en Manresa y ya son seis derrotas consecutivas en la Liga Endesa. Lo peor, la sensación de estar lejos de muchas cosas, de casi todos los rivales. El equipo aragonés está intentando cambiar cosas, encontrar su camino, pero de momento continúa en la búsqueda. En el Nou Congost salió derrotado por un equipo con más bajas pero más y mejor equipo, con las ideas más claras, mejor trabajado (92-82).

El Casademont ya no sale vapuleado de los partidos, pero sigue sin estar cerca de ganarlos. No lo estuvo al menos en Manresa, donde nunca estuvo muy lejos por puntos (la máxima fue de 14 pero estuvo a diez o menos hasta el final) pero sí por juego y sensaciones. Fueron opuestas entre ambos equipos. Los locales siempre sabían cómo encontrar sus ventajas, adaptándose a las diferentes situaciones de partido, mientras los visitantes empezaron juntitos y acabaron cada uno por su lado.

El equipo aragonés empezó bien en defensa, al menos mejor que en otras jornadas, y un ataque suficiente, sin grandes alardes, le dio para llevarse el primer parcial. Después Pedro Martínez fue moviendo sus piezas y fue dejando sin argumentos al Casademont. El equipo aragonés chocó contra la defensa local y estuvo cinco minutos sin anotar en el segundo cuarto, en el que solo fue capaz de hacer nueve puntos al final.

El equipo aragonés tuvo problemas con el base, como siempre, y eso que Sulaimon acabó echándose el equipo a la espalda a la desesperada. Los tuvo con Brussino porque le señalaron dos faltas en ataque muy rápidas y ya tuvo que contenerse hasta el final. Y los tuvo con el juego interior. La pareja Harris-Wiley hizo aguas en defensa con Sima y el último fichaje del Casademont acabó jugando solo 12 minutos. Sergio Hernández probó con grandes, con pequeños, pero no terminó de encontrar la tecla adecuada.

El Manresa sufrió hasta que encontró la conexión Ferrari-Eatherton en la segunda parte. Ahí empezó a fluir su juego y el Casademont no encontró la manera de frenarlo con continuidad. A partir de ahí pasó lo de tantas veces. El equipo no termina de defender, se ve abajo, que el marcador no se recorta, que la diferencia sigue aumentando, y comienza a correr en ataque, a precipitarse, a jugar de manera individual, rápida y sin mucho criterio.

A su manera lo siguió intentando el equipo aragonés y, como el Manresa tampoco fue capaz de sentenciar definitivamente, el Casademont todavía pudo volver a l partido unas cuantas veces. Primero con un parcial de 0-10 que salvó los muebles en el tercer cuarto y, ya en el último, haciendo la goma en el marcador. La diferencia iba de los cuatro a los diez puntos, estirándose y encogiéndose, pero la sensación fue siempre de que al Casademont no le iba a alcanzar con lo que estaba haciendo. Su defensa era insuficiente y en ataque hacía falta un plan mucho más sólido para poder sumar un parcial que le diera la vuelta al marcador.

El partido se estiró con faltas y más faltas, tiros libres e intentos de defensa muy alta. Todo resultó estéril para el Casademont, que no acertó en sus ataques a la desesperada. Se quedó sin Brussino por personales y sin ideas para darle la vuelta al marcador ante un rival que demostró ser mejor durante mucho más tiempo. Así que el conjunto de Sergio Hernández tampoco pudo detener su caída en el Nou Congost. Ya son seis derrotas consecutivas en un evidente retroceso de juego y resultados en la Liga Endesa. El partido de este domingo, frente al Gipuzkoa, está marcado en rojo.