Diego Maradona estuvo "a punto de morir" en su última crisis, reveló su médico personal Alfredo Cahe, que dijo que algunas cosas han cambiado desde ese instante de extremo peligro: el exjugador ha perdido 21 kilogramos y aunque se encuentra depresivo y melancólico, "ha dejado de llorar", y comienza a comprender "la situación real y el futuro que le espera". Maradona fue internado en una clínica psiquiátrica bonaerense el 9 de mayo.

Sólo sus hijas y su exesposa pueden visitarlo. Bajo esas condiciones de privacidad --se levanta y acuesta temprano y sólo sale para jugar al golf con autorización judicial--, Maradona "mejora día a día". El doctor, en declaraciones a Radio 10 de Buenos Aires, estimó que la lucha contra la adicción de drogas debería durar, por lo menos, dos años. "Estamos hablando de una enfermedad crónica recurrente".

A pesar suyo, Maradona no puede dejar de ser quien es. En el mismo establecimiento psiquiátrico no faltan las personas que le piden un autógrafo. Los internos se juntan en su habitación a ver los partidos de fútbol. A pesar de todo, contó Cahe, "Diego nunca estuvo agresivo. Lo que tuvo fueron momentos de excitación, cuando estaba en pleno período de abstinencia y con asistencia mecánica para respirar", precisó el doctor.

Proyectos de futuro

Las mejoras del mejor jugador argentino de todos los tiempos no disipan los interrogantes más dolorosos. Cahe lo sabe, y por eso, cuando habla de la posibilidad de una recuperación total de Maradona prefiere la respuesta evasiva. "Esa es la pregunta del millón", dijo. A estas alturas el éxito del tratamiento depende de varios factores: "de que lo cuidemos, de que vaya tomando conciencia de su realidad, y, lo más importante, de que tenga claro cuáles son sus proyectos". Una Fundación con su nombre y una iniciativa para ayudar en el deporte a los chicos discapacitados podrían ser la clave.

A casi dos meses de una crisis por adicción que tuvo en vilo a Argentina, Maradona es consciente del vía crucis que atravesó y lo cerca que estuvo de la muerte. "Va tomando conciencia de que estuvo a punto de irse, de lo lindo que es la vida y de todo lo que puede hacer siendo un muchacho de 43 años", dijo su médico. Cahe no cree que Maradona cumpla todo su tratamiento en Buenos Aires, donde estuvo ingresado. Piensa que seguirá su terapia en La Habana, "donde está su casa" o en una clínica suiza en la que se hable italiano.