A pesar de que el Real Zaragoza no se jugaba nada más allá de definir la posición final en la tabla y en la promoción de ascenso, alrededor de un millar de zaragocistas estuvieron presentes en el Mini Estadi para apoyar al equipo. No pararon de cantar y de alentar durante todo el partido y, con el pitido final, estalló la alegría al conocer la derrota del Sporting ante el Córdoba que dejaba a los blanquillos terceros.