Demasiada ventaja desaprovechada, muchos errores y poca confianza. Esas fueron las razones de la derrota más dolorosa en mucho tiempo de Carlos Moyá. El duelo entre los dos mejores jugadores sobre tierra del año se lo llevó el argentino Guillermo Coria, que el año pasado se marchó de París en las semifinales y el próximo viernes volverá a estar en la penúltima ronda de Roland Garros al vencer al mallorquín por 7-5, 7-6 (7-3) y 6-3.

Coria sumó ayer su victoria 36 en tierra (sólo Federer logró sorprenderle en la final de Hamburgo) y proclamó sus aspiraciones al título, que no gana un argentino desde Guillermo Vilas (1977). Todo lo contrario de España que, con la eliminación de Moyá, por primera vez desde 1990 la Armada no tendrá a ningún representante en las semifinales del torneo masculino o femenino.

"Mi meta es ganar el título y hoy he dado un paso muy importante", explicaba feliz Coria minutos después de vencer al rival que más temía. "El partido era dificilísimo y muy duro. Moyá tiene una derecha impresionante y la pista no estaba en las mejores condiciones para mi juego", valoró el argentino. En la cancha no lo pareció. Coria se adaptó mejor a las condiciones de una superficie muy pesada, en la que costaba mover la bola. El partido tuvo que ser interrumpido en dos ocasiones por la lluvia.

Esas condiciones desesperaron a Moyá. "Cuando abrí la ventana del hotel y vi el cielo, supe que iba a ser más dificil todavía". Su entrenador, Joan Bosch, se quejó a los organizadores de que el partido no se disputara en la central, pero la única respuesta coherente que le dieron fue que "Henman aún no había jugado en ella". Luego, mientras Moyá y Coria jugaban ante 10.000 espectadores, en la central apenas 5.000 aficionados siguieron el triunfo del británico ante el argentino Chela.

SIN EXCUSAS Moyá evitó buscar excusas a esa desventaja a una pista muy húmeda y estrecha. "Creo que esa no ha sido la razón de mi derrota, el problema ha estado en mi servicio que no ha funcionado como otras veces", valoró. Tenía razón. Lo perdió siete veces y su porcentaje de primeros saques fue del 46%.

No sólo eso, sino que en los momentos clave Moyá dejó escapar dos ocasiones de oro en los dos primeros sets con ventaja de 5-4 y el saque en su mano. "Tuve demasiadas oportunidades y no las aproveché. Para mí era fundamental ganar uno de los primeros sets pero no pude".

Había una razón para esa anticipación además de la gran velocidad del argentino. Coria decidió salir a jugar con zapatillas de tacos, como las de hierba, en cuanto vio las condiciones metereológicas que le esperaban. Acertó. Coria se desplazó sobre la superficie resbaladiza con una seguridad que no tenía Moya. Y así, como había catalogado, perdió el "partido más importante de mi carrera en mucho tiempo".