En el equipo español de Copa Davis ya tiene mote. A Rafael Nadal sus compañeros le llaman Biturbo . "Es el sobrenombre que mejor le va. Siempre va acelerado", explica Juan Bautista Avendaño, uno de los tres capitanes españoles. Ese nervio, que le impide estarse quieto, es una de sus virtudes cuando juega. "Es como un fórmula 1. Tiene potencia y una aceleración increíble que la sabe administrar en cada momento del partido, a pesar de sus 17 años", valora el técnico del G-3.

"Rafa es muy maduro. Reacciona como un veterano y controla bien las emociones. A mí me recuerda a Ferrero en ese aspecto, aunque Juan Carlos no era tan nervioso", comparaba ayer Avendaño, tan orgulloso de Nadal como de Feliciano López y Tommy Robredo. "Rafa hizo algo grande, pero no me gustaría que eso hiciera olvidar a Feli y Tommy. Su victoria fue igual de importante y encima tuvieron que soportar la presión de ganar. Una presión que intentamos no cargar sobre Rafa. A él sólo le pedimos que jugara y se divirtiera, nada más", dice.

Tampoco había que pedirle mucho más. El G-3 sabe que el equipo español tiene una nueva perla mallorquina. Su progresión ha sido espectacular, en dos años de profesional se ha colocado el número 40 del mundo y ha sido finalista en Umag (2003) y este año en Auckland, donde ganó en dobles con Robredo. En la Davis sólo hay dos jugadores que han debutado a una edad más joven que Nadal. El sueco Bjorn Borg, a los 15 años, y el alemán Boris Becker, con 17 años.

Piropos de todos

"Lo tiene todo, físico, ganas de aprender, calidad, madurez...Sólo le falta saque. Cuando lo tenga será una bomba", asegura Jordi Arrese que en la cena del equipo español en Brno, rodeado de sus compañeros, entrenadores, directivos y aficionados, le animaba a hacer el discurso como novato. No lo logró. El desparpajo que Nadal muestra en la pista se convierte en timidez fuera de ella. Nadal no se atrevió a hablar pero, a cambio, escenificó su salto de la victoria ante Stepanek, con el puño al aire. Un triunfo que vieron por televisión 1,5 millones de telespectadores.

"Es un fenómeno. No es nada fácil ganar un punto decisivo cuando debutas en la competición y has perdido los dos partidos anteriores", enjuiciaba ayer Carlos Moyá, que disfrutó del triunfo de su joven amigo casi más que si fuera suyo. Ferrero también tuvo palabras de elogio para el mallorquín. "Nadal nos ha dado la oportunidad de seguir aspirando este año al título", dijo el valenciano, que sigue recuperándose de su lesión.

La tranquilidad

Esos elogios eran una muestra de los que Nadal recibió desde que ganó su partido en Brno. Otros se habrían inflado como un globo, pero el mallorquín es el primero en tener las cosas claras. "Estoy muy contento por todo, pero yo ya he pasado página. Ahora debo centrarme en el próximo torneo", comentó ayer sólo aterrizar en Milán para entrenar y preparar su primer partido ante Ivo Karlovich.