Será el clima o el ambiente, pero al CAI Zaragoza no le sienta bien viajar por el continente. El equipo aragonés ha jugado siete partidos fuera de casa en la Eurocup y solo ha conseguido una victoria, (65-104) ante el Belfius Mons. Y, tras la derrota del martes en Vilna, los de José Luis Abós necesitarán ganar a domicilio al Cedevita croata para poder pasar de ronda.

El problema, en cualquier caso, no es que los rivales difuminen en su cancha al CAI; al contrario, el conjunto zaragozano pelea hasta el final la mayoría de esos encuentros, pero le falta el salto de madurez que hace que los conjuntos entren en otra dimensión: la de equipos ganadores. Ante el Alba Berlín, por ejemplo, solo tres puntos separaron al CAI del triunfo, pero las malas decisiones protagonizaron los ataques caístas en las jugadas decisivas. Tampoco pudo el CAI por poco con el Telekom en Bonn (108-104), con el Virtus en Roma (83-81) o incluso con el Besiktas en Estambul (70-63). Una historia que se ha repetido en varias ocasiones, bien fuera por una debacle en los últimos minutos o por la ya célebre pájara del tercer cuarto. En Dunquerque, el hundimiento llegó en el último período, en el que el Gravelines logró un parcial de 30-5 que impidió luchar por la victoria. El miércoles 12, el CAI visita al Cedevita en Zagreb, por lo que deberá olvidar sus reincidentes derrotas en Europa para seguir con vida en la Eurocup.