El niño se ha hecho un hombre. Rafael Nadal certificó ayer en Brno una victoria que el día anterior parecía imposible. El mallorquín logró el punto definitivo de la eliminatoria ante la República Checa (2-3) al vencer en el último partido a Radek Stepanek por 7-6 (7-2), 7-6 (7-4) y 6-2 después de que Feliciano López igualara la serie al apuntarse el primer individual por 6-4, 7-6 (7-2) y 6-3 ante el inesperado debutante Tomas Berdych que tuvo que sustituir a última hora a su compañero Jiri Novak, lesionado.

Desde ayer la armada del tenis español puede bautizarse como La quinta del biberón . Su éxito es el mejor bautizo para una nueva generación, la más joven de los 16 equipos que participan en el Grupo Mundial. Ellos cuatro, Robredo (21 años), López (22 años), Nadal (17 años) y Beto Martín (25 años) lograron ayer "algo muy grande", decía eufórico el capitán Jordi Arrese.

PREMIO GORDO Ayer no había opción. O doble o nada. Y el G-3 apostó fuerte con Feliciano López y Rafael Nadal y tuvo premio gordo. La suerte les acompañó con la inesperada baja de Novak por molestias en el muslo derecho. Pero los checos tampoco podrán lamentarse de su mala fortuna después de que Ferrero y Moyá no acudieran por lesión.

"La suerte hay que buscarla en la pista", decía orgulloso Arrese. Y tanto López como Nadal la buscaron sobre la rapidísima moqueta de taraflex que los checos habían montado para tener ventaja. Ambos estaban convencidos de sus opciones y, por si hubiera alguna duda, antes de que Feliciano empezara su partido, Nadal entró en el vestuario para animarle. "Feli, tu preocúpate de ganar tu partido, que después yo gano seguro", le espetó el mallorquín. No era una brabuconada.

Y en la pista lo demostró. Nadal no tuvo un buen comienzo. Después de colocarse 40-0 tuvo que salvar un break point en contra en el primer juego. Eso le dio confianza y en el cuarto ya había roto por primera vez el servicio de Stepanek en blanco. Nadal corría desbocado, animando a su banquillo con gestos, cerrando el puño en cada punto ganador que lograba. Con esa actitud se apuntó el primer tie break y repitió la hazaña en la segunda manga después de salvar el único break point que tuvo en contra con 5-4 para Stepanek. El checo no supo aprovechar esa ventaja y Nadal puso la directa. Sólo le tembló el punto al final del partido. Necesitó salvar dos break points para poder rematar el punto en el tercer match ball y echarse de espaldas al suelo sobre la pista, con los brazos abiertos, feliz por haber conseguido un triunfo que había soñado mil veces.

FIESTA DE ´ACES´ Un triunfo que no habría sido posible si antes Feliciano López no hubiera dado el punto que abría la puerta. Una victoria en la que el toledano aguantó toda la presión para dar una exhibición de juego en indoor . El español fue imbatible con su servicio. Esa fue la clave de su victoria. López logró 30 aces , 27 puntos de servicio y un saque récord de 220 kilómetros hora para desarbolar las esperanzas checas.

Por eso Nadal fue el primero en correr a abrazarse a López y luego a Robredo que dio el primer punto el viernes. Los tres se fundieron en una piña con el resto de los 20 componentes del numeroso equipo español, felices, llorando de emoción y gritando eufóricos "¡A por ellos, a por ellos!". España se ganó los cuartos de final a lo grande, como hacía tiempo que no se conseguía. Desde 1998, cuando se remontó un 2-1 en contra en Brasil, el equipo de Davis no conseguía dar la vuelta al marcador de una eliminatoria.