Edificios, calles, ciudades enteras son reflejo inequívoco del paso del tiempo. Con el transcurso de los años afloran las necesidades de cambio, también para los estadios, cuyo simbolismo trasciende lo puramente deportivo. Estética, seguridad, normativas y nuevas aspiraciones, sumadas al ineludible paso de los años, convierten en obsoletos a estos templos del fútbol. A La Romareda le ha llegado su hora. La remodelación es la opción elegida para Zaragoza, aunque el club preferiría construir un campo nuevo.