—¿Cómo se encuentran de ánimo después de estas semanas positivas?

—El ánimo es bueno. Los resultados creo que han sido positivos y las sensaciones también. Podríamos haber conseguido mejores resultados porque los dos partidos que hemos empatado (Rayo Majadahonda y Albacete) podían haber caído de nuestro lado. Estamos contentos con las sensaciones que tenemos y el juego que estamos desplegando.

—¿Se le quedó un sabor agridulce tras empatar contra el Albacete el sábado?

—Sí, sobre todo por el ambiente que se creó en La Romareda. La victoria habría sido un premio para nosotros porque considero que hicimos un buen juego. La afición vino en masa, nos ayudó muchísimo y la pena fue que alguna de las numerosas ocasiones que tuvimos no entrara dentro.

—¿Cree que desde la llegada de Víctor Fernández se podrían haber ganado todos los partidos por los méritos del equipo?

—Sí. Creo que desde que vino Víctor el juego ha mejorado muchísimo y todos los partidos, salvo en algunas fases, se han dominado. En los que no hemos ganado es verdad que podríamos habernos llevado la victoria si hubiésemos tenido más puntería o hubiésemos estado defensivamente más sólidos.

—Cuestión de detalles.

—Sí. Los detalles marcan la diferencia. Si defensivamente ajustas y corriges según qué goles, que son evitables, al final en vez de un empate te da una victoria que te aúpa en la clasificación.

—Como canterano y zaragocista, ¿qué significa para usted Víctor Fernández?

—Es un icono para todos los que somos zaragocistas de cuna y que hemos sido aficionados desde el principio. Desde el momento en el que llega la ilusión es máxima, ya no solo para los que somos de aquí, sino para todos por su trayectoria y por la oportunidad de aprender de alguien que ha llegado a un nivel tan alto y que te puede favorecer como jugador.

—¿Por qué ahora el equipo parece otro tan distinto al de Idiakez y Alcaraz?

—Se ha notado mucha diferencia en cuanto a la claridad. El equipo tiene las ideas más claras. Quizá Víctor nos las ha transmitido bien desde el principio y creo que eso nos ha dado confianza, que seguramente es lo que nos faltaba antes por tantos resultados negativos que cosechábamos. Nos hemos recuperado y los resultados nos están apoyando para seguir en esa línea.

—¿Cree que no estaban preparados para ejecutar el juego defensivo que proponía Alcaraz y que no les beneficiaba?

—Por el tipo de jugadores que hay en la plantilla creo que nos favorece el tipo de juego que estamos desplegando ahora. Tenemos valentía, queremos el balón y dominar los partidos. Con Alcaraz intentamos adaptarnos a los sistemas que propuso y a veces funcionó, pero en general los resultados no fueron buenos.

—¿A qué lado de la clasificación mira? ¿Arriba o abajo?

—Siempre creo que hay que mirar hacia arriba. Obviamente no hay volverse loco y lo más importante es mirar el siguiente partido. Sé que es un tópico, pero es la verdad. Es importante mirar hacia arriba porque hay que tener optimismo, pero sin perder de vista el presente.

—Después de las buenas sensaciones y resultados, ¿es momento ya de ir a por el ‘playoff’ y solo mirar de reojo la zona roja?

—Creo que hay ser optimista pero no olvidarse de dónde estamos, lo que hemos sufrido y la situación que teníamos hace unos pocos meses. Obviamente no hay que perder el norte. Hay que ganar el siguiente partido, que es lo más importante.

—Osasuna llega en un gran estado de forma, lo mismo que el Real Zaragoza. ¿Ganar o perder en Pamplona supondría un punto de inflexión?

—Va a ser un partido muy difícil y que nos puede ayudar mucho a nivel de confianza para ratificar este buen juego que estamos haciendo. Sería una victoria que nos apoyaría mucho para seguir subiendo en la clasificación.

—¿Es buen momento para ir a El Sadar?

—Seguramente estemos haciendo el mejor juego de toda la temporada, con que es buen momento para ir allí.

—Pero Osasuna llega como un tiro al partido.

—Sí, sí. Osasuna está haciendo una temporada muy buena. Ha ido de menos a más y obviamente sabemos que fácil no va a ser.

—Lleva muchos años en el Real Zaragoza, desde alevines, y debutó con 18 años, pero no se consolidó en el primer equipo. ¿Se saborea más ahora por todo lo que ha tenido que trabajar?

—Sí. Se disfruta más sobre todo. Ves que has llegado a la cima, por así decirlo, de las etapas deportivas, pero das ese paso atrás y estás unos años que no son fáciles. Que te vuelvan a dar esa oportunidad y estar disfrutándolo y viviéndolo de nuevo… Se saborea.

—También se lo ganó en verano.

—Fue sorprendente. El año pasado fue difícil y acabó con un descenso a Tercera con el filial, por lo que las previsiones para la siguiente temporada no eran del todo buenas. Tuve la oportunidad de hacer la pretemporada con el primer equipo y vi que tenía que darlo todo.

—Además ahora tiene en el vestuario dos ejemplos de que no todo el mundo llega al primer equipo de joven como son Chechu Dorado y Linares.

—Son dos ejemplos que te refuerzan lo conseguido, que es llegar al primer equipo, porque obviamente es algo que no es fácil. Que lo haya logrado me hace valorarlo y dar el máximo para seguir ahí.

—¿Vio peligrar en algún momento el poder estabilizarse en el Real Zaragoza?

—Sí. Después de debutar con 18 años y no lograr asentarme, para mí era como dar un paso atrás volver al filial. En esos cuatro años ha habido veces en las que he podido pensar que no me llegaría esa oportunidad otra vez. Por fortuna no ha sido así y trabajar esos años me ha dado el fruto de volver a tener la ocasión de estar en el primer equipo.

—¿Cómo se tomó la destitución de Alcaraz? Por un lado el equipo no iba bien pero por otro le daba mucha confianza.

—Cualquier destitución para los jugadores no es plato de buen gusto porque al final son cambios muy drásticos y quieres ir bien con el entrenador que está. Había confiado en mí en otra posición como era la de central y lo valoré mucho.

—¿Se esperaba jugar de defensa central?

—Fue sorprendente al principio porque nunca había jugado en esa posición. También en una defensa de cinco no eres un central como en una de cuatro. Al principio fue una sorpresa, pero fui viendo que me adaptaba, cogiendo los automatismos y notar la confianza del míster en mí me reforzó.

—¿Tiene el Zaragoza un central en ciernes o mejor como lateral?

—La posición de central quizá en esa defensa de cinco sí, porque estás más escorado a banda y puedes hacer más salida de balón, pero en una de cuatro me adapto mejor al lateral.

—¿Cómo se sintió en el centro de la zaga?

—Viví un proceso de adaptación. En los primeros partidos estuve con mucha concentración por hacer bien los automatismos de esa posición, ya que no los dominaba. Jugué varios partidos y me vi más asentado, pero en el lateral me encuentro mejor.

—¿Le ayuda su polivalencia a la hora de jugar?

—Sí. Muchas veces he pensado que al poder adaptarme a muchas posiciones confundes automatismos y puede ser perjudicial. Pero con concentración y trabajo al final puedes jugar en cada una de ellas tranquilamente.

—Le ha tocado pasar del once inicial a la grada y al revés. ¿Cómo vive esas situaciones un futbolista?

—Es difícil. Este año estoy aprendiendo como jugador que acaba de subir de la cantera y que no había vivido esa situación nunca. Creo ha sido favorable para madurar, porque es difícil cuando te ves en la grada y no entras en la dinámica del equipo durante semanas. Tienes que aprender a seguir trabajando igual pese a no tener el premio el fin de semana para poder competir, porque la oportunidad siempre llega. Si cuando estás en la grada pierdes la actitud y no trabajas, el día que te llega la ocasión no juegas bien y le das la razón al míster.

—¿Alguna semana ha trabajado como nunca y se ha quedado fuera de la convocatoria?

—A veces el fútbol es injusto y el entrenador tiene que tomar decisiones difíciles. En la convocatoria no cabe todo el mundo. En este equipo todo el mundo trabaja bien y es una decisión complicada. No hay que perder la actitud y en las semanas que estuve fuera siempre intenté trabajar bien para que, aunque no viera los frutos pronto, pudiera llegar la oportunidad.

—Esta semana, si nada se tuerce, vuelve Lasure. Semana importante para usted.

—Está empezando a entrenar otra vez. Voy a seguir haciendo lo mismo y trabajando igual que en estas semanas en las que he venido jugando y el míster decidirá. Sería un premio al trabajo que he estado haciendo en estos partidos en los que he tenido la ocasión de participar. Ojalá sea así.

—Esta campaña está siendo como un máster para usted. ¿En qué ha progresado más?

—Lo estoy viviendo como un año de aprendizaje al máximo, con mucha concentración y tratando de mejorar en cada posición. He aprendido de los momentos en los que he jugado y los que he vivido fuera. He crecido sobre todo en madurez y en saber que hay que trabajar todos los días y que eso es lo que te da la seguridad de hacer las cosas bien.

—Pocos pueden decir que tienen en la familia a todo un campeón del mundo como es su tío Santi Herrero, en fútbol sala. ¿Cuánta incidencia ha tenido en su formación?

—Tengo una relación estrecha con mi tío porque al final estoy viviendo cosas que él ha vivido. Siempre me intenta aconsejar en lo que cree que me va a ayudar y es un apoyo muy importante para mí.

—¿Le pica con el hecho de haber ganado un Mundial?

—No no, es muy cachondo pero no me suele picar. Está muy contento por lo que estoy viviendo y me ayuda a crecer y en todo lo que puede. Lo más importante que me ha dicho es que lo disfrute y que trabaje, porque este momento se pasa rápido y es muy bonito.

—¿Qué papel tiene Zapater con respecto a usted y al resto de jóvenes canteranos zaragocistas?

—Es cercano con los canteranos porque él también ha vivido lo que estamos pasando. Es un capitán ejemplar y te ayuda en todo momento.