Si algo ha aprendido este curso el Casademont Zaragoza es que sin defensa no hay paraíso. Las doce victorias que acumula el equipo de Porfirio Fisac se han basado, en un porcentaje elevadísimo, en su trabajo atrás, en dejar al rival en muy pocos puntos, en anular su juego ofensivo. Hasta el punto de que el Casademont había conseguido ser, hasta la decimoquinta jornada, la mejor defensa del campeonato empatada con el Real Madrid. Ambos encajaban una media de 75 puntos por partido. En Andorra, el equipo aragonés recibió 106. 31 puntos por encima de su promedio.

Por ahí se explica fundamentalmente su contundente derrota en el Principado, la más seria de la temporada por la diferencia (106-78) y el volumen de puntos encajado, el segundo más alto en la historia de la entidad en la máxima categoría sin prórroga mediante. Por otra parte es un denominador común de sus escasas derrotas esta temporada. En las cuatro sufridas ha tenido problemas defensivos y ha recibido muchos más puntos de los habituales. Le pasó en Murcia (89), ante el Joventut (92), en Valencia (92) y en Andorra (106). Otro factor repetido es el de la elevada cantidad de triples del equipo rival.

Sucedió en Andorra, con los 17 que establecen un nuevo récord del Morabanc en la Liga ACB, pero también en Valencia (14), contra el Joventut (10) y en Murcia (18). Circunstancia que contribuye sin duda a recibir un mayor número de puntos en contra y que tiene que ver con la forma de defender del conjunto aragonés, que a veces permite a su rival lanzar demasiado desde fuera y, cuando coge la racha, ya es muy difícil frenarle. Algo así sucedió en Andorra. El Casademont plantó una zona nada más comenzar el partido y el Morabanc la rompió con el primer triple de la tarde. A partir de ahí el acierto exterior del conjunto local fue una constante hasta esos 17 triples en 32 intentos, un porcentaje elevadísimo. Y eso que en esta ocasión el Casademont no estuvo muy alejado en acierto pero sí en número de canastas de tres convertidas (12/25).

SANTO Y SEÑA / La defensa ha sido una de las señas de identidad sobre las que Porfirio Fisac ha construido su Casademont ganador. El último partido del año, contra el Baskonia, fue una buena muestra porque, aunque encajó 80 puntos (anotó 101, por lo que el número de posesiones fue muy elevado), siguió trabajando atrás hasta el último minuto de partido, aun con el marcador resuelto. Esta temporada la grada del Príncipe Felipe se ha levantado para aplaudir a su equipo no solo con un mate o un triple espectacular, sino sobre todo con excelentes defensas que han dejado al rival sin anotar.

Otra buena muestra de su excelente nivel defensivo la dio ante el Real Madrid. El Casademont Zaragoza fue capaz de dejar al campeón de Liga, al aspirante a todo, en tan solo 67 puntos. Ejemplos más que de sobra para entender que el Casademont será un equipo fuerte en defensa o no será. En Andorra tuvo la demostración por el polo opuesto. Defender le ha llevado, nada menos, que al coliderato de la Liga Endesa, a la Copa del Rey como cabeza de serie, a cotas que no había alcanzado nunca. No defender le ha hecho perder los cuatro partidos que ha perdido, el último de manera tan abultada como el del sábado. El camino a seguir está claro y lo ha marcado el propio Casademont.