Alrededor de las tres de esta tarde el mundo conocerá cuál es el dictamen del Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) sobre la sanción de Luis Suárez, castigado con nueve partidos de suspensión con la selección uruguaya y a cuatro meses de inhabilitación absoluta, además de una multa superior a los 82.000 euros. La resolución marcará los siguientes pasos a seguir por el futbolista uruguayo (y el Barça), que desde su llegada a Barcelona para ser presentado se entrena de incógnito, en secreto, por la prohibición de acceder a recintos futbolísticos.

El TAS anunció con precisión suiza la hora de su sentencia en un caso en el que debería primar más la sensibilidad humana que la puntualidad de una factoría de resoluciones. Ni una semana habrá tardado el trío de jueces en decidir, cuando suele tardar semanas, si no meses, tras escuchar el viernes durante cinco horas a las cuatro partes intervinientes: la FIFA, que justificó la espectacular sanción que impuso, y las tres defensas que se alinearon en favor de Suárez: la uruguaya (pedía reducir los nueve partidos de sanción con la selección, ocho ya), la azulgrana (alegó contra la inhabilitación que le impide entrenarse y jugar con el Barça) y los abogados personales, que clamaron por la desproporción de un castigo pretendidamente ejemplar.

El TAS justifica su celeridad en que los recurrentes pidieron "un procedimiento de arbitraje acelerado", y lo tendrán. El trío arbitral, sin embargo, se reserva reabrirlo en el futuro. Ve que el caso tiene "motivos para seguir adelante", con lo que podría decretar hoy una suspensión cautelar de la sanción para examinar los recursos con mayor detenimiento. En la Premier no van a echar de menos al uruguayo, el mejor jugador del último campeonato, según la agrupación de futbolistas y la de aficionados.