José María Terré es poco amigo de darse publicidad. Sin embargo, su discreta labor es de las que suponen un apoyo sustancial en los clubs del fútbol regional y, en este caso concreto, del Barbastro. De hecho, en el cuadro somontano ha sido testigo de cambios de directivas, de entrenadores y de jugadores, entregado a sus colores en todo momento, y el club supo agradecérselo hace dos años, cuando le rindieron un homenaje por su amplia trayectoria.

"Hace años estuve en la directiva, pero luego me fui", recuerda José María Terré. "Pero eso no significa que dejara el club: me engancharon para que continuara colaborando, y así llevo ya doce años". Además de trabajar como utillero, Terré se dedica "a hacer campaña" del Barbastro, como él mismo dice, y gracias a él, el número de socios del club ha aumentado considerablemente. "Este año se habrán hecho unos 500 socios, y de ellos, yo solo he sacado 200", señala Terré. "Y eso que no ha sido el año que más he hecho; el pasado conseguí 230". El exdirectivo echa mano de su experiencia para explicar este descenso: "Hay aficionados que esperan a ver cómo marcha el equipo y, si va bien, se hacen socios", señala. Pero sea como sea, ahí está el señor Terré para fichar nuevos adeptos: "Conozco a casi todos los aficionados, y en muchos casos son ellos los que me llaman para que les haga la ficha, no me hace falta ir a buscarlos".

Con un 600

Este aficionado modélico alberga en su memoria prácticamente toda la historia del Barbastro. "Ya soy muy mayor, tengo 75 años, pero el fútbol siempre me ha gustado". Con su equipo, José María Terré ha viajado por todos los campos de Aragón, e incluso de más allá. "Me acuerdo de cuando, antes incluso de ser directivo, cogía el 600 para ver al Barbastro por ahí. Hasta a Madrid me fui para un partido", añade. Y en comparación con los tiempos pasados, los actuales parecen ser menos brillantes. "La afición ha mermado mucho", opina Terré. "No sé cuál es la razón, a lo mejor es porque a la misma hora de los partidos echan otros por la tele, y la gente prefiere ver al Barcelona que al Barbastro". Del mismo modo, recuerda el año en que su equipo estuvo en Segunda B, en 1990. "Ese año llegó a haber 800 socios, fue todo un récord que no se ha vuelto a repetir". Sin embargo, mientras el club oscense cuente con un todoterreno como José María, el futuro del Barbastro seguirá siendo prometedor.