No ha habido victorias hasta ahora con Víctor Muñoz al frente, y eso enturbia en buena parte el trabajo que está haciendo el entrenador y el cambio que se ha producido entre los jugadores, en cuanto a predisposición y alegría sobre todo. Queda el reflejo de esos 25 minutos ante el Deportivo, de esa horita en Mendizorroza. Insuficiente en todo caso, sea cual sea el objetivo. En los triunfos suele estar el camino y la verdad, más en este caso que llega, en el que el Zaragoza puede dar una voltereta si consigue derrotar mañana al inesperado líder de Segunda División, el Eibar. "Una victoria nos abriría otro camino hacia las nueve jornadas finales, pero es vital romper esa racha de no ganar", explicó ayer el entrenador zaragocista, que cree que a su equipo solo le falta ganar.

Parecen entonces algo más que tres puntos esta vez. Por la importancia de ganar tras esa nefasta racha de nueve jornadas sin hacerlo, por lo reconfortante que sería hacerlo ante el equipo vasco. Por más cosas. "Es un partido que tiene múltiples valores, entre otros gratificar la gran predisposición que tienen los jugadores para trabajar. Hoy (por ayer) lo han vuelto a demostrar. Hemos hecho una sesión de atención y concentración y ha habido un atención yo diría que hasta desmesurada", expresó con entusiasmo Víctor, feliz por el desarrollo futbolístico de su plantilla. Hay un pero, obviamente, y es demasiado grande. "Excepto en los resultados, hemos progresado en todo".

DECAIMIENTO FÍSICO

Una de las líneas de preocupación tras el encuentro en Vitoria del pasado sábado, se diría que la principal, fue el decaimiento físico que sufrió el equipo en la última media hora del partido, uno de los aspectos que influyó en el marcador final. No fue tanto la forma en la que llegó el tercer gol, sino la pérdida de capacidad de dominio del conjunto aragonés, que cedió terreno y posesión en los últimos minutos. "Hubo unas condiciones especiales en el partido de Vitoria, por el estado del campo y porque había jugadores que no tenían mucha actividad, pero no hay que preocuparse por eso. Se trata de repartir bien los esfuerzos, entre todos, de que el equipo juegue en conjunto".

La idea es sencilla: "Hay que hacer que el equipo sea más competitivo cada jornada". Y luego, esperar los resultados. De momento, hay confianza. "No se me pasa por la cabeza no ganar, al menos ahora mismo", dice Víctor, dispuesto a esperar a Luis García, renqueante por una gripe. "Solo ha dejado de entrenar un día. Veremos mañana (por hoy) cómo está. Pero jugaremos con once y presentaremos el equipo más competitivo".

Quien estará seguro será Paco Montañés, visiblemente mejorado en su última aparición en Mendizorroza, donde desequilibró por velocidad en la segunda parte. "Montañés se ha mostrado con muchas ganas y motivación en los dos últimos partidos. En general, de lo que se trata es de que todos sepan sacar las cualidades fundamentales de sus compañeros", advirtió el técnico, que ha seguido trabajando toda la semana para corregir los errores más habituales del equipo, en el vídeo y sobre el campo.

El que aún no está en condiciones es Henríquez. "Está mejorando. Esta semana, con riesgo, lo podíamos haber metido, pero la siguiente ya entrenará con el grupo".