El Intersala Promesas es un equipo de fútbol sala humilde, familiar, que como recuerda Manolo Tricas, miembro de la directiva del club, «lo crearon las propias jugadoras» y ahora lo llevan «los padres». «Nos hemos ido adaptando a sus exigencias para que alcancen los objetivos y ha llegado un momento en el que no nos podemos creer lo que han logrado», explica haciendo referencia al ascenso a Primera División que consiguieron la temporada pasada. Ahora, además de ese equipo en la máxima categoría femenina, tienen otro en Segunda y uno en Tercera División masculina.

Han ido creciendo, pero las exigencias del deporte profesional no están al alcance de todos. Sobre todo económicamente. Por esto han buscado apoyos, su último convenio lo han firmado con la Universidad de Zaragoza. Ramón Campos asegura que con este buscan implicarse «en el tejido social aragonés», algo que consideran «muy importante». «Tenemos varias jugadoras universitarias, por eso creemos que podemos dar visibilidad a esta entidad con los viajes y también haciendo diversas campañas o participando en torneos», asevera. Son exactamente cinco las futbolistas que estudian a la vez que forman parte de este equipo en la élite.

A cambio, el club no busca un apoyo económico, si no que «a partir del mes de abril se empezarán a utilizar algunas de las instalaciones tanto para entrenar como para jugar», explica Campos y abren también con el convenio la posibilidad de acoger a alumnos universitarios en prácticas. Tricas confiesa que, por ejemplo, les vendría bien «un alumno en prácticas que se encargue de la comunicación, porque eso lo llevan las propias jugadoras y otros equipos tienen a gente que se encarga específicamente de eso». Pero ellos son «un club humilde» y no pueden permitírselo.

También podrían colaborar en labores de fisioterapia o psicología deportiva. Lo mismo ocurre en la gestión deportiva. «Todos los que estamos detrás tenemos un trabajo aparte, somos padres normales», comenta el directivo, que en todo momento incide en que el equipo ha llegado a unos límites que sobrepasan su capacidad.

La igualdad

Al margen de todo esto, el principal objetivo del convenio, como asegura Tricas, es «dar visibilidad al deporte femenino». «El fútbol está masculinizado y es machista, además el fútbol sala es el marginado, y si no tienes visibilidad es como si no existieras», denuncia. Todo esto lleva a que no tengan demasiadas colaboraciones en forma de patrocinios y, por lo tanto, «en la competición tratan al Intersala como si fuera un equipo profesional, pero en la realidad eso no es así».

Por esto, su idea casa bien con la de la Universidad de Zaragoza, que tiene «un proyecto de igualdad a través del deporte, por los Objetivos de Desarrollo Sostenible», apostilla el miembro de la directiva. Una retroalimentación que permitirá, por un lado, que el Intersala Promesas visibilice la imagen de la universidad pública de la comunidad y, por otro, que la propia entidad de cabida al deporte femenino entre sus instalaciones, fomentando de esta manera su práctica.

Además, Ramón Campos incide en que el club quiere «estar vinculado con entidades de renombre en la sociedad zaragozana y que sean preferentemente públicas». Por lo tanto, «con una historia de varios cientos de años la Universidad de Zaragoza es una entidad con semejante renombre».