Hace dos fines de semana Rafael Solis se proclamó subcampeón del mundo paralímpico de la categoría PT-4 de triatlón cross. Fue en la ciudad canadiense de Zittau. Cuando se colgó la medalla en el podio se acordó de todos los sacrificios que había tenido que hacer. Su vida ha sido una constante superación, una carrera de obstáculos. Fue una de los mejores ciclistas aficionados españoles perteneciendo al CAI y ganó la Vuelta a Pamplona.

Pero los accidentes truncaron su carrera. En el velódromo de Zaragoza chocó con un compañero. "Me paralizó el brazo izquierdo y solo movía los dedos. Me falta todo el deltoides, el supinador, el bíceps y el trapecio". Tres años más tarde se reencontró con la mala suerte. "Choqué en la carretera contra un camión y me produje un traumatismo craneoencefálico. También perdí parte de la visión de mi ojo derecho", dice el deportista de 43 años.

No le quedó otro remedio que dejar el deporte de alta competición. Pero por medio de Natalia Peñalba, su novia, se volvió a reenganchar hace año y medio el deporte. "Hacíamos spinning y deporte recreativo y nos convencieron para participar en la Carrera del Ebro. Nos gustó la experiencia". Fue entonces cuando Solis presentó a su novia al veterano triatleta Ángel Santamaría. "Le dijo a Natalia que tendría potencial en el triatlón. Ahora es de las mejores de Aragón con Chus Til y Ana Revilla y la 19ª de España". No queda aquí la cosa puesto que Santamaría convenció a Rafa para que se metiera en el mundo de los deportistas paralímpicos. Ha pasado año y medio desde entonces y Solis ya es subcampeón del mundo.

EL REENCUENTRO

En la ciudad alemana de Zittau el zaragozano subió un escalón más y se colocó entre los mejores del mundo. La carrera constaba de 750 metros de natación, 26 de BTT y 6 kilómetros de cross. Compitieron 40 paralímpicos. "La natación es lo que peor llevo. Tras la primera prueba perdí tres minutos y salí en cuarta posición", indica.

Después llegó su punto fuerte con la bici de montaña. "Era un circuito muy duro. La primera parte tenía grandes pendientes y después una zona pedregosa y otra con hierba resbaladiza en la que me caí y perdí tiempo". Pese a todo, Solis se puso en cabeza a falta de la carrera a pie.

Tenía el triunfo en su mano. Pero a 800 metros de meta la sobrepasó el húngaro Peter Boronkoy. "Tuve algún error puesto que al haber tanto barro tendría que haber utilizado una zapatilla más adecuada, puesto que bajando patinaba". Solis se quedó con la miel en los labios. "Tengo una mezcla de alegría y de tristeza, porque el título lo tuve casi en la mano. Pero estoy contento porque es mi primer año en la especialidad", indica.

Trabaja en una empresa de logística en Zaragoza, pero este año se ha volcado con el triatlón pensando en los Juegos de Río. "He disputado las pruebas de la Copa del Mundo en Yokohama, Londres, Chicago, Iseo (Italia) y Omag (Canadá). "Todos los viajes que he hecho los que costeado de mi bolsillo. Es una apuesta que he hecho. Con la suma de puntos me permitiría ir a Río. Estoy el 30° del mundo y tengo que ser el 15°", concluye.