Marta Jaqués admira a Carlota Rubio. Y viceversa. Son las dos únicas aragonesas que juegan en la Liga de las Guerreras Iberdrola de balonmano. Rubio, formada desde los seis años en la cantera del Dominicos, fue la primera que se lanzó a la aventura jugando en el equipo del Córdoba hace cuatro años. «Es la primera que salió de Aragón y un ejemplo para todas. Es una chica humilde», explica Jaqués, que tiene 18 años, seis menos que Carlota Rubio.

Ambas juegan en dos equipos de la cola de la clasificación. Jaqués lleva dos años en el Castellón y Rubio milita esta temporada en el Canyamelar Valencia. Bajan dos equipos a la División de Plata, la Liga en la que juega el Unizar Dominicos. El Castellón es el antepenúltimo y el Valencia es penúltimo. «Lo tenemos complicado. Todos los equipos asequibles nos tocan fuera de casa y lo malo es que no dependemos de nosotras mismas», afirma Rubio.

Ambas se enfrentaron hace dos semanas. Ganó el Castellón en su casa por un gol de diferencia. Pero fue una victoria agridulce para el equipo de Jaqués. «Se me rompieron dos dedos de la mano derecha. Se me engancharon con la pega en la camiseta y se me rasgaron. Al principio no me quejé», afirma. Rubio tiene palabras de apoyo y admiración hacia Jaqués. «Ha salido de casa con dos años menos que yo y por eso ha demostrado su valentía. Le doy mucho ánimo por lo que le ha pasado en la mano y nunca tiene que bajar los brazos», afirma Rubio.

Jaqués comenzó a jugar a los siete años y se formó en la cantera de La Jota. También jugó en Maristas hasta que hace dos años siendo juvenil decidió dar un giro de 180 grados a su trayectoria deportiva. «Disputamos un partido en Castellón y les comenté si había algún tipo de ayudas para jugar allí», explica Jaqués. Al final tuvo éxito y la Diputación de Castellón le dio una beca. «Me hizo mucha ilusión. En Zaragoza hay poco apoyo y no hay ayudas. Castellón es otro mundo. Me pagan el alojamiento y la comida en la residencia y mis padres me aportan la ayuda extra. También preparo un equipo juvenil». Jaqués se encuentra ahora en una nube. «Es impresionante que te den una oportunidad de jugar en esta Liga. La adaptación fue muy dura. Tenía que hacer el segundo de bachiller de Ciencias en lengua valenciana. En cuanto al equipo, la filosofía es diferente a la que hay en Zaragoza. Allí se forman jugadores y no se piensa en ganar partidos. La preparación física es bestial y en los entrenamientos se intentan pulir defectos», afirma.

Pese a su juventud, Carlota Rubio tiene un largo currículum. «Me formé en Dominicos. Allí estuve seis años. Después emigré a la Sagrada Familia y jugué con Rótulos Plasneón en la División de Plata». Después marchó un año al Sporting La Rioja y a continuación comenzaron sus cuatro años de periplo en la Liga de Las Guerreras. «Estuve dos en Granollers y allí aprendí un montón. El año pasado no fue una buena temporada y decidí con el club irme al Valencia», indica Rubio, que estudia a distancia Magisterio en la Universidad de la Rioja.

Ambas juegan en la posición de lateral izquierdo. Aunque Jaqués ha tenido que cambiar este año de posición. «Por necesidades del club disputo muchos minutos de pivote. Soy una defensa dura, no soy excesivamente lenta y soy de las primeras que llego al ataque». Rubio es jugadora de primera línea. «Me colocan de lateral y central. En defensa suelo jugar en la posición de 2 y este año me colocan de 3 y no se me da mal», afirma.

Gran ilusión

Ambas son jóvenes y tienen una gran ilusión por triunfar en el balonmano. «Sueño con jugar en un equipo como el Rocasa o el Bera Bera, los líderes de la clasificación. Ahora hay jugadoras jóvenes en la Liga y dentro de unos años el balonmano español tendrá una selección increíble», dice Jaqués. A Rubio no le importaría regresar a Dominicos. «Lo dejé cuando solo había dos chicas jugando a balonmano, Rebeca Torres y yo. El cambio ha sido espectacular y ahora tienen al menos un equipo femenino en cada una de las categorías. Me gustaría volver a la División de Plata con Dominicos. Pero a día de hoy busco un equipo en la División de Honor», reconoce la aragonesa.