En los puertos duros-duros, en aquellos lugares donde el corredor se retuerce sobre la bici y donde difícilmente se superan las velocidades propias de los cicloturistas en cumbres mucho menos empinadas, suele ser difícil y complicado conseguir diferencias de ensueño. Para conseguirlo es mejor atacar desde lejos. Y, como ha sucedido este sábado, si la general ya está más que decidida, si nadie tiene poder para demarrar desde la lejanía, ni equipo para dificultar el control de un líder llamado Nairo Quintana, entonces pasa lo que pasa, la fuga llega, la 'maglia rosa' se lo toma con cierta calma y solo vigila su territorio y todas las miradas se dirigen, sobre todo, hacia el comportamiento incívico de muchos aficionados en el Zoncolan.

La dirección del Giro situó la peor montaña, una pared de 10 kilómetros donde Igor Antón triunfó en el 2011, a un día del final. Trató con la decisión buscar un obstáculo que impidiera decidir la clasificación antes de tiempo. Pero no contaron con dos hechos puntuales. Uno, la exhibición y superioridad de Quintana y dos, que uno de los ciclistas más guerrilleros, que podía haber peleado por la general hasta el último aliento, Purito Rodríguez, llevaba ya muchos días retirado, a consecuencia de la caída múltiple camino de Montecasino.

Por eso, ha triunfado este sábado la escapada, con Michael Rogers, la segunda victoria en este Giro. Y, por eso, Quintana solo ha estado pendiente de demostrar quién era el patrón del Giro, con su equipo, el Movistar, que ha controlado toda la etapa, y en los últimos kilómetros cuando Rigo Urán ha acelerado solo se ha preocupado de no darle ni una concesión a su compatriota que, sin embargo, no es amigo.

Con mucha gente, la ascensión al Zoncolan ha quedado marcada por el comportamiento incívico de decenas de seguidores, muchos de ellos disfrazados, que no se han preocupado de otra cosa que de exhibirse en la tele, molestar a los corredores y hasta desequilibrarlos, como ha pasado, por ejemplo, con Quintana. Incluso un aficionado ha tenido una participación clave en la etapa cuando ha tratado de empujar a Francesco Manuel Bongiorno, que luchaba por la victoria, y le ha obligado a sacar la fijación del pedal y poner pie a tierra con lo que ha perdido toda opción de triunfo.

Quintana, en la meta, ya se ha visto vencedor. "El Giro ya está casi ganado". En la última etapa paseará una bicicleta rosa y tras el esprint en Trieste subirá al podio para convertirse en el primer colombiano que gana la ronda italiana.