La incipiente recuperación que muestran las grandes cifras macroeconómicas de Aragón no se traduce en una mejora de la vida de los aragoneses, que siguen sufriendo una crisis que dura ya siete años. La comunidad logró salir de la recesión en el 2013, sobre todo gracias al crecimiento de las exportaciones, la inversión privada y la demanda interna, pero esta mejoría no llegó al plano social y laboral. El número de familias con dificultades para llegar a fin de mes se incrementó, también creció la tasa de pobreza y la desigualdad, al tiempo que menguó la renta media de los hogares en un ejercicio que arrojó de nuevo máximos históricos en las cifras de desempleo.

Esta realidad de luces y sombras queda plasmada en el informe anual del 2013 elaborado por el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA), el órgano consultivo del Ejecutivo autonómico en el que participan las patronales y los sindicatos. El estudio, presentado ayer en el Palacio de la Aljafería, pone de relieve que el pasado año fue "francamente duro" en términos sociales y laborales, aseguró ayer la presidenta de este organismo, Natividad Blasco. Pese a ello, agregó, se ha producido "un punto de inflexión" en el devenir de la crisis, del que se desprende una "lectura positiva".

"Los últimos meses del 2013 nos dejaron percibir un cambio de tendencia en algunas cifras económicas y esperamos que esto pronto se refleje en la recuperación del empleo y de otros indicadores de la calidad de vida de los aragoneses", auguró Natividad Blasco.

Sin embargo, lamentó que el pasado año la comunidad aragonesa acortó la "ventaja" que viene manteniendo en la mayor parte de indicadores económicos y de desarrollo humano respecto a las variables del conjunto de España. Por ello, la también catedrática de Economía Financiera de la Universidad de Zaragoza recomendó "fortalecer" los puntos fuertes de Aragón --como la capacidad exportadora y potencial industrial-- y "recuperar el esfuerzo inversor", unos "mimbres" que permitirían mantener y acrecentar la mejor posición relativa que históricamente ha tenido la región.

Blasco también incidió en la necesidad de seguir corrigiendo el problema de productividad y en incentivar el crecimiento del tejido productivo, tras años de parálisis. "Lo hay que hacer ahora es invertir en el entorno empresarial, sobre todo en la industria, para favorecer la creación de empleo", resumió. De lo que no es partidaria la presidenta del CESA es de una mayor devaluación salarial: "No tenemos que competir por una mano de obra barata, ese no es nuestro potencial, sino la generación de productos de alto valor añadido, la tecnología, la innovación y la conocimiento".

MÁS DESIGUALDAD

Para el consejero de Economía, Francisco Bono, que clausuró el acto de presentación del informe del CESA, el "problema" principal de la crisis no es tanto el decrecimiento de la economía, sino que se acentúa la "desigualdad". "Hay sectores que se mantienen mejor, muchas personas que mantienen su trabajo, pero claro esa brecha se amplía", apuntó.

Sin embargo, destacó las cifras positivas del informe relativas a al incremento registrado en el 2013 tanto en la demanda interna como en la parte de inversión. "Estos datos se mantienen y se consolidan en el primer semestre del 2014", recalcó.

DIÁLOGO SOCIAL, BAJO MÍNIMOS

En representación de los pequeños empresarios, el secretario general de Cepyme Aragón, Rafael Zapatero, afirmó que desde el punto de vista social la crisis ha causado "efectos devastadores y persistentes". "Técnicamente se ha salido de la recesión pero se están generando otros desequilibrios que pueden provocar crisis recurrentes", advirtió. No obstante, cree que "están llegando a las pymes" los primeros signos de recuperación.

Desde la patronal CREA, Félix Longás reclamó un "apoyo decidido y constante" para las empresas con "políticas que estimulen su actividad". Asimismo, enumeró una serie de medidas "clave" para impulsar el crecimiento, como el fomento de instrumentos alternativos de financiación, la mejora de la eficacia en el sector público y una menor carga fiscal para los empresarios.

Los sindicatos aragoneses fueron si cabe más negativos en su balance. "Probablemente la economía ha abandonado la recesión pero con muchas incertidumbres", apuntó el secretario general de UGT, Daniel Alastuey. En su opinión, los datos contenidos en el CESA ponen de relieve que existe un mayor "sufrimiento social" entre los aragoneses, con más pobreza, desigualdad y desempleo. Además, censuró que la precariedad del trabajo no hace más que acrecentarse en lo que del 2014.

Para el líder de CCOO en Aragón, Julián Buey, el 2013 fue "malo y muy duro, con ciertos visos de catastrófico". "Las terribles consecuencias de la crisis no son fruto de ciclos perversos o plagas bíblicas, son responsabilidad directa de la mala gestión de la misma, por parte de los diferentes gobiernos", aseveró. El sindicalista alertó asimismo del incremento de la temporalidad del trabajo y sobre la situación del diálogo social en la comunidad, que "está bajo mínimos".