El mercado de trabajo ha evolucionado en el primer semestre del año con los mismos síntomas que la macroeconomía: cualquier mínimo signo de actividad ha sido recibido con gran expectación y considerado como la panacea que solucionará el alto nivel de desempleo. Pero la realidad es muy distinta. El paro registrado en las oficinas de empleo público solo ha bajado significativamente en los meses ligados a vacaciones o en etapas de rebajas. Y las actividades derivadas de las mismas --hostelería y comercio, fundamentalmente-- son las que han encabezado la contratación, algo lógico si se tiene en cuenta el peso del sector servicios en la economía, que aporta más de la mitad (2,8 millones) de parados al sistema y recoge el 45% de las ofertas de empleo de las empresas de trabajo temporal.

Los últimos datos de paro han supuesto el segundo dejà vu del año. El número de desempleados apuntados en las oficinas del antiguo Inem se ha reducido en España en 122.684. Pero algo parecido ocurrió en abril, mes en que cayó la Semana Santa. Entonces la reducción del desempleo fue de 111.565. Por el contrario, los meses de febrero y marzo tuvieron caídas pequeñas, entre 2.000 y 16.000.

En todo caso el año se abrió con una mala noticia, ya que tras la efervescencia de la contratación por la temporada de Navidad, llegó enero con la resaca y el fin de los trabajos temporales. De ahí que el primer mes del año mostrara un dato muy negativo: el aumento del paro en 113.097 personas. Hasta el Gobierno, que había decretado el fin de la recesión y vaticinado la creación de empleo neto, se quedó paralizado y confió en una mejora para los meses siguientes.

¿CAMBIO DE TENDENCIA? La recuperación del empleo se ha producido en los dos meses previos a las vacaciones de verano pero hay que ser cauto. Entre otras cosas habrá que esperar hasta que pase el periodo estival de sustituciones de camareros y empleados de hostelería en general, así como de dependientes de comercio para determinar el calado de la subida del desempleo que suele producirse en septiembre (menor por los efectos de la vendimia) y octubre.

Los datos de evolución de la afiliación a la Seguridad Social indican el peso de los trabajos de temporada, en algunos casos no solo ligados a las actividades turísticas, sino también al cierre de balances de las empresas y a la declaración de impuestos. El mayor repunte de la afiliación se ha dado en junio entre los días 11 y 27.

Aunque la Seguridad Social encadena once meses de crecimiento en el numero de cotizantes, el mayor impulso se ha producido desde abril, mes que cerró con una afiliación media de 16.420.853 personas que han pasado a ser 16.684.995 en junio. Sin embargo, la curva de descenso parece que ha iniciado el camino, ya que el mes pasado se cerró con unos 122.000 afiliados menos de lo que tenía al comienzo.

EMPLEO DE BAJA CALIDAD El Gobierno no entra a valorar la calidad del empleo creado y si este aporta poco en cuotas a la Seguridad Social dada su baja cualificación y las altas dosis de precariedad. Pone el acento en que hay más cotizantes y por tanto, reducción del paro que es con lo que le presiona Bruselas.

La tendencia marcada es que la salida de la crisis se hará con empleo de baja calidad: en el primer semestre, el 90% de los contratos firmados han sido temporales, de jornada parcial o por obra. Solo algo menos de la mitad de los cotizantes a la Seguridad Social tiene un contrato indefinido.

Pese a que la mayoría (61%) de las ofertas de trabajo de las ETT son para titulados universitarios, la bolsa de más paro tiene su origen en la construcción. Además, la contratación reciente tiene un marcado sesgo masculino, ya que en junio el paro entre los hombres se ha reducido el 3,2% en tasa mensual y el 9,2% en tasa interanual, mientras que el de las mujeres lo ha hecho en menor medida, 2,1% y 4%, respectivamente.