Optimismo moderado en las cúpulas y cuadros intermedios de las empresas aragonesas. La incertidumbre por la situación política en Cataluña y la alta dependencia de la economía de la comunidad al sector de la automoción -sostenido por Opel- han hecho mella en el estado de ánimo de los directivos. Así lo exponen los resultados de la última muestra del indicador de opinión de la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA), presentados ayer por el presidente y el secretario general de la entidad, Salvador Arenere y José Guillén.

Aunque un 57,9% de los directivos encuestados (248) prevé aumentar sus plantillas en los próximos meses, el porcentaje se ha reducido un 13,2% respecto al último semestre del 2017 (66,7%). Por el contrario, el número de empresas que esperan reducirlas ha crecido un 5,3% (en el último semestre del año no hubo ninguna compañía que recortó su plantilla).

Las ventas y las exportaciones han seguido una tónica similar. El 68,8% de las empresas encuestadas aumentó sus ventas en el último semestre del año, aunque sus perspectivas descienden un 13,9% para este año (59,3%). Solo un 1,2% de las firmas encuestadas las redujo a finales del 2017 a pesar de que la previsión se eleva a un 70% para el 2018 (4%).

EXPORTACIONES ESTABLES

El 51,3% de las empresas aragonesas esperan mantener estables sus exportaciones este 2018 a pesar de que las compañías que esperan recortarlas se incrementan un 50% (del 2 al 4%).

En cuanto a las importaciones, el 79,2% de los directivos de la comunidad prevén mantener las importaciones frente a solo un 2,3% que espera que bajen. Por otro lado, la obtención de financiación ha dejado de ser un problema, ya que ninguno manifiesta haber tenido dificultades ni prevé tenerlas.

De forma general, el 59,2% de los directivos encuestados prevé que la economía aragonesa mejorará en los próximos meses frente al 1,7% que cree que la situación empeorará. «Hay estabilidad tras años de crisis pero en el horizonte empieza a haber incertidumbre», señaló Arenere, que mostró cierta preocupación «por la alta dependencia de la economía aragonesa del sector del automóvil», aludiendo a que «el 30% de las exportaciones de la comunidad corresponde a este sector».

Además, el presidente de ADEA destacó la «inestabilidad en Cataluña» como uno de los principales motivos del freno de la confianza de los empresarios debido a las intensas relaciones comerciales de ambas comunidades.

Arenere también aprovechó para pedir una mejora en la tramitación burocrática-administrativa y la fiscalidad para incentivar inversiones y diversificar la generación de PIB.