Sobre las cenizas de la planta de Tata Hispano de Zaragoza, que dejo de funcionar hace cinco meses, comienza a emerger un nuevo proyecto industrial que pretende retomar la actividad cesada. Es el empeño de 104 de los cerca de 300 trabajadores que dejó en la calle el gigante Tata Motors --propietario de la extinta compañía--, que han creado la sociedad anónima laboral Hispano Aragonesa de Carrocerías para volver a fabricar chasis de autobuses. La iniciativa comienza a tomar forma pero para materializarse deberá superar varios escollos. El principal de ellos es la negociación con la multinacional india del traspaso de las instalaciones --ubicadas en el polígono Empresarium-- y la cesión de patentes de tres modelos. La implicación del Gobierno de Aragón será determinante.

Desde que Tata Motors anunció el cierre, ya pululaba en la plantilla la idea de crear un proyecto de tipo cooperativo para salvar parcialmente la actividad de esta histórica, que con diferentes propietarios suma más de 60 años de historia. Así, a las pocas semanas de ejecutarse los despidos a finales de noviembre, se creó dicha sociedad laboral.

El centenar de trabajadores que se ha implicado en el proyecto ha puesto de su bolsillo el dinero necesario para que eche a andar el proyecto, con la esperanza de que llegue a buen puerto y genere progresivamente un número similar de empleos.

PLAN INDUSTRIAL Con el asesoramiento del despacho de abogados Gutiérrez Arrudi, Hispano Aragonesa de Carrocerías está ultimando su plan industrial, que detallará la hoja de ruta (costes, financiación, empleo, estrategia comercial) a seguir. La nueva empresa se centrará en el mercado español y en la fabricación de carrocerías para tres modelos: un autobús urbano, otro de corta distancia y un interurbano.

En las próximas semanas y meses se afrontará la negociación con Tata Motors para el traspaso de las instalaciones --incluida la maquinaria-- y la cesión de patentes. Los extrabajadores confían en el apoyo del Gobierno de Aragón para sacar adelante el proyecto, un respaldo que el consejero de Industria, Arturo Aliaga, siempre ha mostrado públicamente pero que deberá concretarse ahora con hechos. Hoy, precisamente, comparece en las Cortes --a petición de IU-- para explicar las medidas tomadas en favor de la continuidad de la factoría clausurada.

Si todo sigue el camino previsto, la fábrica carrocera podría volver a funcionar en la segunda mitad del año. Aunque no hay ningún compromiso cerrado, uno de los primeros pedidos de la nueva factoría podría llegar de la contrata de autobuses urbanos del Ayuntamiento de Zaragoza (Auzsa), que tiene programada para el 2015 la renovación de diez vehículos articulados.